domingo, 17 de agosto de 2025

El Che Disputado: Masculinidad Revolucionaria y la Deuda Histórica de la Izquierda

 



El Legado del Che: Forjando el "Hombre Nuevo"
en la Era del Neofascismo y el Capitalismo Digital (1965-2024)

Contenidos:

ElArquetipo del "Hombre Nuevo": coherencia, sacrificio y cuerpo enlucha - Grietas en el monolito: la relecturafeminista y la emergencia de "Seres Nuevos" - La tensión irresuelta: machismo sesentista y la cegueraante el feminismo - El eco peligroso: cuando lanostalgia machista fortalece a la ultradererecha - Unalucha inacabada por un futuro emancipador


Resumen de audio

 

Un análisis sobre la vigencia del guevarismo frente a las nuevas derechas y las luchas por la emancipación de género en América Latina.

La figura de Ernesto Che Guevara, cristalizada en el imaginario colectivo como el arquetipo del revolucionario, sigue siendo un campo de batalla simbólico. Su legado, anclado en los principios de coherencia, sacrificio y antiimperialismo de los años sesenta y setenta, es hoy reexaminado desde las urgencias del presente. Este ensayo analiza la vigencia de dichos principios, universalizados en la imagen del Che, en diálogo con las teorías contemporáneas sobre masculinidades en América Latina. A partir del análisis de la compilación "Revolución, rebeldía y esperanza: Ensayos sobre Ernesto Che Guevara", se explorará cómo el ideal del "hombre nuevo" guevarista es interpelado y expandido, evidenciando una tensión histórica no resuelta: el conflicto entre el machismo inherente a la izquierda sesentista y las luchas emancipatorias de los movimientos feministas y homosexuales. Sostenemos que la incapacidad de ciertos sectores de la izquierda actual para superar esta herencia patriarcal, tras más de sesenta años de transformaciones culturales, no solo los debilita, sino que termina fortaleciendo, por una desafortunada consecuencia, el avance de las ultraderechas en la región.

 

El Arquetipo del "Hombre Nuevo": coherencia, sacrificio y cuerpo en lucha

El modelo de masculinidad revolucionaria que emana de las interpretaciones más tradicionales del Che, destacadas por los autores varones en la compilación, se erige sobre pilares de una ética espartana. Figuras como Rafael Klejzer, Agustín Lecchi y Carlos Aznárez lo describen como el "maestro y forjador de hombres", aquel que "ponía el cuerpo" y cuyo ejemplo guiaba la acción. Esta masculinidad se define por una coherencia radical entre el pensamiento y la praxis, una autoexigencia implacable y un compromiso absoluto que encuentra su máxima expresión en "jugarse la vida por la vida de los demás".

Este "guerrero impenitente", anticapitalista y antiimperialista, encarna una heroicidad fundamentada en el sacrificio individual por un bien colectivo. La construcción del "hombre nuevo" es, en esta visión, un proyecto de desalienación del individualismo liberal a través de la entrega a la comunidad en lucha. Es un modelo potente, cuya ética del compromiso sigue resonando, pero que, observado desde el siglo XXI, revela los contornos de su propia época: una épica predominantemente masculina, forjada en el fragor del combate y centrada en una definición de la lucha que priorizaba el enfrentamiento de clases y la soberanía nacional.

 Resumen de video

@ateneo.miguel.rag El Che Disputado: Masculinidad Revolucionaria y la Deuda Histórica de la Izquierda. La figura de Ernesto Che Guevara, cristalizada en el imaginario colectivo como el arquetipo del revolucionario, sigue siendo un campo de batalla simbólico. Su legado, anclado en los principios de coherencia, sacrificio y antiimperialismo de los años sesenta y setenta, es hoy reexaminado desde las urgencias del presente. #Che #cheguevara #izquierdamachista ♬ sonido original - Ateneo Miguel Ragone
 

Grietas en el monolito: la relectura feminista y la emergencia de "Seres Nuevos"

Frente a este modelo, las autoras mujeres presentes en la compilación no buscan negarlo, sino expandirlo hacia una transformación más integral. Paula Giménez, Nuria Giniger y Zaida Chmaruk reinterpretan el proyecto guevarista como una "transformación de todas las relaciones, estamentos y estructuras" que sostienen un sistema no solo capitalista, sino también "opresor, racista y machista". La creación de la "mujer nueva", en paridad con el hombre nuevo, implica una ruptura explícita con las lógicas patriarcales.

Esta perspectiva abre el legado del Che a las premisas no binarias y a las luchas de la diversidad sexual. La propuesta de Miguel Mazzeo de hablar de "los seres nuevos" en lugar del "hombre nuevo" es sintomática de esta evolución. Se trata de un desplazamiento conceptual que, como señala Pablo Solana, añade un "señalamiento antipatriarcal" a la ética guevarista. Esta relectura conecta directamente con la idea de que la emancipación no puede ser completa si no abarca todas las formas de opresión. La heroicidad ya no reside únicamente en "poner el cuerpo" en la guerrilla, sino también en la construcción cotidiana de una nueva subjetividad que desafía las categorías de género tradicionales y lucha por, como diría Laura Bitto, la "felicidad de la humanidad" en un sentido amplio e inclusivo.

 

La tensión irresuelta: machismo sesentista y la ceguera ante el feminismo

Esta ampliación del horizonte guevarista choca frontalmente con una verdad incómoda: el machismo estructural de los movimientos de izquierda de los años sesenta y setenta. Como admiten Miguel Benasayag y Ariel Pennisi, el movimiento feminista y el indigenista fueron históricamente "ninguneados y despreciados por el comunismo oficial". La primacía de la lucha de clases operó como un dogma que relegó las reivindicaciones de género y sexuales a un segundo plano, considerándolas "desviaciones burguesas" o asuntos a resolver "después de la revolución".

Esta ceguera histórica generó una profunda desconfianza y una brecha política que persiste hasta hoy. La figura del revolucionario, a menudo asociada a la virilidad, la dureza y el sacrificio en el campo de batalla, dejaba poco espacio para otras formas de ser y luchar. Si bien el pensamiento del Che contenía las semillas de una transformación humana universal, su contexto y la cultura política hegemónica de su tiempo limitaron la aplicación práctica de esa universalidad, perpetuando un modelo de militancia que, en la práctica, era excluyente.

 

El eco peligroso: cuando la nostalgia machista fortalece a la ultradererecha

El problema fundamental es que esta tensión no es solo un debate historiográfico. En la actualidad, aquellos sectores de la izquierda que se aferran a una lectura nostálgica y acrítica de la mística sesentista, sin incorporar genuinamente las críticas y aportes del feminismo y los movimientos LGTBQ+, cometen un grave error estratégico. Al reproducir discursos y prácticas que minimizan o desprecian las "políticas de identidad", se muestran incapaces de dialogar con las nuevas generaciones y los movimientos sociales más dinámicos.

Esta incapacidad de superar el propio machismo, después de más de seis décadas de intensa transformación cultural, los vuelve anacrónicos y políticamente estériles. Peor aún, dejan un vacío que la ultraderecha capitaliza con perversa eficacia. Las nuevas derechas se apropian de un discurso de "rebeldía" contra lo que llaman "ideología de género", logrando conectar con un malestar social que la izquierda tradicional ya no sabe interpretar. Al no poder ofrecer un proyecto de emancipación verdaderamente inclusivo, la izquierda machista termina, paradójicamente, fortaleciendo a su enemigo mortal, al confirmar la caricatura que este hace de ella: la de una fuerza anclada en el pasado, incapaz de entender las complejidades del presente.

 

Una lucha inacabada por un futuro emancipador

 la figura del Che Guevara permanece vigente no como un ícono estático, sino como un territorio en disputa. Los principios de coherencia, justicia social y entrega por un ideal colectivo son más necesarios que nunca. Sin embargo, su verdadera potencia emancipadora en el siglo XXI reside en su capacidad para ser releída y apropiada por las luchas que buscan desmantelar todas las opresiones. La tarea de la izquierda latinoamericana es asumir la deuda histórica con los feminismos y las diversidades, y construir un nuevo proyecto donde el coraje de "poner el cuerpo" signifique también el coraje de deconstruir los propios privilegios y abandonar para siempre el lastre del patriarcado. Solo así la utopía de Guevara podrá convertirse en una esperanza tangible para las nuevas generaciones y en una barrera real contra la barbarie de la ultraderecha.

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