Encuentro 01. Febrero
Willkanina: Itinerarios de Deconstrucción Masculina y Emancipación Integral anclados en la espiritualidad. Encuentro Willkanina I.
Memoria del primer encuentro. Es una síntesis de las ides centrales aportadas por los interlocutores, focalizando las ideas fuerza. Se construye una “descripción densa” de los momentos durante los encuentros en base a clasificar las dinámicas que se producen en torno a ejes que fluyen “como naturalmente” entre las interacciones de los presentes. La direccionalidad sutil del dinamizador va entrelazando cada momento hacia un tránsito organizado y objetivado pero sin embargo desestructurado en las direcciones a seguir. Solo en un sentido reverso, mirando de lo vivido a lo transcurrido y no en viceversa, se puede percibir la estructura y la direccionalidad “dentrítica” plasmada entre el dinamizador y la dinámica del grupo.
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Imagen creación de Francisco Viñazca |
Willkanina (fuego sagrado ú homenaje al sol) es un grupo de varones que problematizan las maneras de ser hombres en la sociedad y el tiempo histórico en el que viven.
El escritor se involucra activamente en la
dinámica del encuentro, trabajando en su desarrollo personal y asumiendo como
propios los objetivos del grupo. A través de este proceso, elabora una síntesis
que no solo esclarece el avance de las dinámicas, sino que también aporta ideas
y las enriquece al adaptarlas a otros contextos.
Recorrido (click sobre el texto para acceder directametne al apartado)
1.- Eje temporal delencuentro en base a ideas centrales de los diálogos – 2.- Encuentro de varones: Primeros pasos hacia ladeconstrucción de las masculinidades en un contexto espiritual – 3.- Deconstruyendo la Masculinidad en un Espacio deEncuentro: Un Segundo Momento de Conversación Espiritual – 4.- Profundizando la Emotividad y la EmancipaciónEspiritual en el Tercer Momento del Círculo de Varones – 5.- Desafíos Internos en la Deconstrucción de Masculinidades:Emociones, Emancipación y Espiritualidad en el Círculo de Varones – 6.- Desmitificando la Agresión en el Camino hacia laEmancipación Espiritual y Política Masculina – 7.- Gestionandola Intensidad Emocional: Un Camino Entrelazado con la Agresión y la Energíahacia la Emancipación Masculina – 8.- Deconstruyendomasculinidades: Emancipación subjetiva y política en la búsqueda de nuevasformas de ser hombres – 9.- Hacia laincidencia colectiva: Planificación y proyección de un grupo de hombres endeconstrucción
Eje
temporal del encuentro en base a ideas centrales de los diálogos
Consideraciones Metodológicas Clave:Inmediatamente después
del encuentro, se realizó un registro de notas de voz, capturando las
impresiones iniciales y las ideas emergentes. Esta práctica, arraigada en la
tradición etnográfica, reconoce la importancia crítica de preservar las
percepciones inmediatas, libres de las distorsiones que pueden surgir con el
tiempo. La memoria emotiva y espacial, esencial para este tipo de registro,
tiende a desvanecerse rápidamente en el devenir cotidiano.
Las notas de voz,
inicialmente desordenadas, fueron transcritas y posteriormente organizadas en
dimensiones y subdimensiones, revelando la estructura lógica subyacente de la
conversación, guiada por la intervención del dinamizador. El texto final se
elaboró mediante la triangulación de diversas fuentes: bibliografía
especializada, notas de observación de otros escenarios relevantes (género y
movimientos sociales), y el análisis de las estructuras de construcción del
poder burocrático.
Esta metodología
integral permitió una comprensión profunda y matizada del encuentro, combinando
la inmediatez de la experiencia con la rigurosidad del análisis académico.
A continuación,
presento la estructuración resultante que ha sido el punto de partida para la
construcción de la descripción densa. Posteriormente un gráfico de síntesis.
I. Llegada e
Introducción (Parte 1 - Inicio)
- Sub-eje: Nuevos Integrantes y Primeras Impresiones
o
Llegada de
compañero 1 y compañero 2
o
Presentaciones
y saludos iniciales
o
Comentarios
sobre el tráfico y la llegada a La Caldera
o
Mención
del Carnaval y el ambiente en la zona
o
Conversación
sobre características de lugares donde se vive. (Río Vaqueros, La Calderilla)
II. Explorando La
Caldera y su Contexto (Parte 1 - Continuación)
- Sub-eje: Geografía, Lugares Emblemáticos e Historia Local
- Descripción de la Costanera y su mejora
- Mención de Sacha y su evolución
- Referencia a una feria dominical y una
iglesia con comunidad boliviana
- Comentarios sobre la percepción de la
comunidad local
- Mención de un club de yoga
- Anécdota sobre un cura famoso en la
iglesia local
- Referencia a un carrito y una comunidad
en las cercanías sobre el cerro
III. Propósito y
Dinámica del Encuentro (Parte 1 - Desarrollo Inicial)
- Sub-eje: Naturaleza del "Círculo" y Experiencias Compartidas
- Menciones implícitas de ser un encuentro
regular ("generalmente estamos solos el centro")
- Planes de juntar ropa para un hogar
- Menciones de participantes habituales y
sus diferentes niveles de participación
- Historia del inicio del grupo y la
evolución de su dinámica
- Reflexiones sobre el significado del
encuentro: espacio seguro, trascendencia, conexión, respuesta a
inquietudes
IV. Profundizando
en Temas Personales y Emocionales (Parte 1 - Núcleo)
- Sub-eje 1: Compartiendo Experiencias Individuales y
Sentimientos
- Gratitud por el espacio
- Deseo de "cosechar" después de
un tiempo de "siembra" personal
- Búsqueda de estabilidad emocional a
través del círculo
- Dificultad para expresar con palabras
- Respeto por los tiempos individuales de
cada participante
- Reconocimiento de la diversidad y las
diferencias
- Reflexiones de nuevo participante sobre sentirse de "dos
mundos," su sensibilidad a la violencia, y la búsqueda de conexión
en la diferencia
- Sub-eje 2: Explorando Emociones y Desafíos Internos
- Sentimientos de soledad y la necesidad de
conexión
- La lucha entre el análisis mental y el
sentir corporal
- Reconocimiento de la inadecuación y la
tristeza en ciertos contextos familiares
- La importancia de la presencia y la
respuesta creativa a las emociones
- Reflexiones sobre la dificultad de
aceptar y la sensación de una vida "de mentirita" en
comparación con otros
- Exploración de la ansiedad, el miedo y la
búsqueda de autenticidad
- Sentimiento de no ser suficiente y la
validación encontrada en el grupo
- El conflicto entre planes futuros y la
experiencia del presente
- Confrontación con el enojo, la culpa y la
necesidad de establecer límites
- La importancia de la responsabilidad
personal y la acción ante las propias necesidades
- La necesidad de distinguir entre agresión
y violencia
- El miedo a la agresión necesaria para
poner límites
Título Principal:
Continuación y Cierre del Encuentro, Planificación Futura
V. Profundizando en
la Agresión, Límites y Emociones (Parte 2 - Inicio)
- Sub-eje 1: Desmitificando la Agresión
- Necesidad de encontrar un ámbito y
conciencia para una agresividad no destructiva
- Discusión sobre presión y límites
- Diferencia entre violencia y agresión
como fuerza vital para moverse hacia objetivos
- La importancia de usar la agresión
conscientemente como impulso
- Reflexiones sobre el dolor inevitable al
tomar decisiones necesarias
- Sub-eje 2: Gestión de la Intensidad Emocional
- Reconocimiento de la intensidad de las
emociones surgidas
- Diferentes reacciones a la intensidad:
motivación vs. necesidad de pausa
- Sugerencia de un ejercicio energético
junto al fuego
- Simbolismo de enraizar la presencia para
gestionar la energía
VI. Dinámicas de
Género y Relaciones (Parte 2 - Desarrollo)
- Sub-eje: Explorando las Complejidades de las Relaciones con Mujeres
- Reflexiones sobre cómo el género puede
influir en la agresividad y la violencia
- Dificultad de establecer límites con el
género opuesto
- Experiencias personales con mujeres
pasivo-agresivas
- Compartiendo dificultades personales para
poner límites sin sentir violencia (verbal)
- Búsqueda de formas "amorosas" o
firmes de establecer límites
- Experiencias de culpa después de poner
límites
- Concepto de "asuntos de Dios,
asuntos de los demás y asuntos míos" para gestionar la culpa al
poner límites
- Metáfora de la muerte necesaria para la
creación y un nuevo comienzo
- Reafirmación de la filosofía del círculo:
hablar de uno mismo, escucha atenta, autenticidad
VII. Proyectos y
Planificación Futura del Grupo (Parte 2 - Cierre)
- Sub-eje 1: Iniciativas de Servicio y Conexión
Comunitaria
- Discusión sobre la posibilidad de
realizar actividades de servicio en conjunto (hogar de recuperación,
hogar de ancianos)
- Reflexiones sobre la barrera personal de
sentir que no se tiene nada específico para ofrecer
- Valoración de las conexiones que se crean
entre los miembros fuera del círculo formal
- Sub-eje 2: Planificando Futuros Encuentros y
Temáticas
- Discusión sobre la radio entrevista del
dinamizador y la perspectiva feminista
- Exploración de la temática de las
relaciones de género y las expectativas contradictorias
- Propuesta de realizar un encuentro mixto
(hombres y mujeres) posiblemente alrededor del solsticio
- Sugerencia de invitar a una sexóloga para
guiar el encuentro mixto
- Discusión sobre la modalidad del
encuentro mixto para evitar monopolización y mantener el foco en las
experiencias personales
- Acuerdo en organizar el encuentro mixto
como una actividad "extra círculo"
- Sub-eje 3: Cierre del Encuentro Actual
- Compañeros comparte sus motivos de
silencio en encuentros anteriores (problemas legales familiares)
- Definición de una palabra clave para
resumir el encuentro (apertura, servicio, expansión, compañía,
curiosidad, gratitud, incomodidad, visión)
- Agradecimiento final y despedida
Encuentro
de varones: Primeros pasos hacia la deconstrucción de las masculinidades en un
contexto espiritual
Los cimientos de un diálogo
transformador
Este primer momento de
conversación, aparentemente informal y cotidiano, sienta las bases para un
diálogo profundo y transformador. A través de la exploración de la geografía,
la historia y las experiencias personales, los participantes comienzan a construir
un sentido de comunidad y pertenencia. Estos elementos no solo facilitan la
creación de un ambiente de confianza, sino que también introducen temas que
resonarán a lo largo del encuentro: la transformación, la diversidad, la
espiritualidad y la conexión con el entorno.
En este espacio
inicial, la deconstrucción de las masculinidades comienza de manera sutil, a
través de la escucha activa, el reconocimiento del otro y la valoración de lo
colectivo. Estos pequeños pasos son esenciales para abrir el camino hacia un
diálogo más profundo, donde los participantes podrán cuestionar los mandatos
tradicionales de la masculinidad y explorar nuevas formas de ser y relacionarse
en un contexto espiritual y comunitario.
Reconstruyo ese primer
tiempo de conversación, donde la geografía, la historia local y las
experiencias personales se entrelazan para dar paso a un encuentro auténtico y
significativo.
Llegada e introducción: Rompiendo el
hielo
El encuentro comienza
con la llegada de dos compañeros, quienes son recibidos por un tercero y otros
participantes. Los saludos iniciales, aunque breves, están cargados de calidez
y curiosidad. Pronto, la conversación deriva hacia temas cotidianos, como el
tráfico y las dificultades para llegar a La Caldera, un lugar que adquiere un
significado especial para el grupo a partir de la concurrencia de un compañero
que vive allí en la rivera del Wierna. Este intercambio, aparentemente
superficial, cumple una función esencial: romper el hielo y crear un ambiente
relajado donde los participantes puedan sentirse cómodos.
El Carnaval, que está
en pleno apogeo, se menciona como parte del contexto inmediato, aportando un
toque de color y festividad al ambiente. Este detalle no solo sitúa la
conversación en un momento específico, sino que también introduce un elemento
cultural que refleja la identidad del lugar.
A medida que los
participantes se presentan, surge una discusión sobre dónde viven alguno de los
compañeros y el que reside en La Caldera. Las referencias geográficas, como el
río Vaqueros y La Calderilla, no solo sirven para ubicar físicamente a los
participantes, sino que también abren la puerta a historias personales y
recuerdos compartidos. Estos puntos de interés se convierten en símbolos de
pertenencia y conexión, elementos clave para construir un sentido de comunidad.
Explorando La Caldera y su contexto:
Geografía e historia como puentes emocionales
La conversación fluye
naturalmente hacia una exploración más detallada de La Caldera y sus
alrededores. La Costanera, recientemente mejorada, se describe con orgullo,
destacando su transformación en un espacio de encuentro y disfrute. Este lugar
emblemático no solo es un punto de referencia geográfico, sino también un
símbolo de cambio y progreso, temas que resonarán más adelante en la discusión
sobre la deconstrucción de las masculinidades.
El carrito de una
amiga cerca del río y los lugares para acampar cerca del puente de La Caldera
añaden un toque personal y práctico a la conversación. Estos detalles, aunque
aparentemente triviales, reflejan la importancia de los espacios públicos y
naturales como escenarios de conexión y reflexión.
El contraste con otra
zona más adentro, donde se hace la chicha, introduce un elemento cultural y
tradicional que enriquece la narrativa local. La historia del Filiipi, un lugar
que parece tener un significado especial para una comunidad local, y la mención
de Sacha, un restaurant que ha evolucionado con el tiempo, añaden capas de
profundidad a la conversación. Estos lugares no solo son puntos geográficos,
sino también testigos de la historia y la transformación de la comunidad.
La referencia a una
feria dominical y una iglesia con una comunidad boliviana destaca la diversidad
cultural; en un barrio de la capital de Salta; un aspecto que será relevante
más adelante cuando se discuta la inclusión y la diversidad en el contexto de
las masculinidades. La mención de un club de yoga y la anécdota sobre un cura
famoso en la iglesia local añaden un toque espiritual y comunitario a la
conversación, anticipando el enfoque espiritual que guiará el encuentro.
Finalmente, la
referencia a un carrito y una comunidad "Prema" en las cercanías sobre
el alto de un cerro local, introduce un elemento de espiritualidad alternativa,
que podría servir como puente hacia las discusiones más profundas que tendrán
lugar en el encuentro.
Deconstruyendo
la Masculinidad en un Espacio de Encuentro: Un Segundo Momento de Conversación
Espiritual
Un segundo momento
de diálogo dentro de un círculo de varones ya establecido nos sitúa sobre el propósito
y la dinámica del encuentro. Las menciones de encuentros regulares
("generalmente estamos solos el centro") y la presencia de
participantes habituales sugieren una historia compartida y una dinámica de
confianza en construcción. Este contexto de continuidad es fundamental para
entender cómo este espacio se convierte en un terreno fértil para la deconstrucción
de las masculinidades tradicionales dentro de un marco que implícitamente se
torna espiritual.
La propia naturaleza
del "Círculo" como se describe, con sus menciones implícitas
de regularidad, sienta las bases para un proceso gradual de introspección y
cambio. La mera existencia de un espacio donde varones se reúnen de forma
continua, apartándose de los roles y expectativas convencionales del ámbito
público o familiar, ya representa una subversión de la idea de una masculinidad
monolítica y auto-suficiente. El hecho de que "generalmente estamos solos
el centro" sugiere una intención de intimidad y reflexión apartada del
escrutinio externo, un primer paso para despojarse de las máscaras impuestas
por la sociedad.
La actividad concreta
de juntar ropa para un hogar introduce un elemento de propósito
compartido y servicio, valores que a menudo contrastan con la
competitividad y el individualismo asociados a ciertas formas de masculinidad.
Esta acción colectiva, aparentemente sencilla, fomenta la conexión entre los
participantes a través de un objetivo altruista. Se desplaza el foco del yo
individual hacia el bienestar de otros, lo que puede erosionar la noción de una
masculinidad centrada únicamente en la propia fortaleza o éxito.
La mención de
participantes habituales con diferentes niveles de participación es
significativa. No se exige una asistencia o un compromiso uniforme, lo que
refleja una aceptación de los procesos individuales y los tiempos personales.
Esta flexibilidad contrasta con la presión que a menudo sienten los varones de
cumplir con ciertos estándares de presencia o rendimiento en otros ámbitos de
sus vidas. El círculo, en este sentido, parece ofrecer un respiro de esas
exigencias, permitiendo una exploración de la propia identidad masculina a
un ritmo personal.
La referencia a la historia
del inicio del grupo y la evolución de su dinámica es crucial para
comprender la profundidad de este "segundo momento". Un grupo que ha
atravesado una historia, con sus propios desafíos y transformaciones, habrá
generado un lenguaje común y una mayor confianza entre sus miembros.
Esta trayectoria compartida facilita la vulnerabilidad y la honestidad,
elementos esenciales para cuestionar y deconstruir las narrativas
internalizadas de la masculinidad. La evolución implica un aprendizaje
colectivo sobre cómo relacionarse entre varones de maneras alternativas,
alejándose de la competencia o la mera camaradería superficial.
Finalmente, las reflexiones
sobre el significado del encuentro apuntan directamente a un contexto
que trasciende lo puramente social o recreativo. La búsqueda de un "espacio
seguro" donde poder expresarse sin juicio es un primer paso
fundamental para desmontar la armadura emocional que a menudo se exige a los
varones. La mención de "trascendencia" sugiere una exploración
de significados más profundos, ligados a una dimensión espiritual o
existencial. La "conexión" enfatiza la importancia de la
relación entre pares como un antídoto contra el aislamiento que pueden
experimentar los varones. Y la idea de "respuesta a inquietudes"
señala que el círculo se concibe como un lugar donde las dudas y los desafíos
personales, incluyendo aquellos relacionados con la identidad masculina, pueden
ser abordados y explorados en comunidad.
En este "segundo
momento" de la conversación, el terreno ya está preparado. La regularidad,
el propósito compartido, la aceptación de la diversidad de procesos, la
historia del grupo y la búsqueda de significado espiritual convergen para crear
un ambiente donde las estrategias de deconstrucción de la masculinidad
operan de manera implícita. Al ofrecer un espacio seguro, fomentar la
conexión y la vulnerabilidad, y promover la reflexión sobre inquietudes
profundas, este círculo de varones se convierte en un laboratorio vivencial
donde las rígidas estructuras de la masculinidad tradicional pueden ser
cuestionadas, reinterpretadas y, en última instancia, trascendidas hacia formas
de ser varón más auténticas y conectadas con una dimensión espiritual. El
mero hecho de reunirse con estas intenciones ya constituye una poderosa
estrategia de deconstrucción, abriendo la puerta a futuras conversaciones más
explícitas sobre las trampas y las limitaciones de los mandatos de género.
Profundizando
la Emotividad y la Emancipación Espiritual en el Tercer Momento del Círculo de
Varones
Focalizo ahora el tercer
momento de la conversación dentro del círculo de varones, un espacio
previamente establecido para la reflexión y el encuentro, como se delineó en el
análisis del segundo momento. En esta etapa, la dinámica se centra en una dimensión
general de profundización en temas personales y emocionales, donde la
emotividad y su conexión con la emancipación y la espiritualidad emergen como
ejes centrales.
Con el propósito de
dar cuenta de las complejas dinámicas internas subjetivas que en este momento
se despliegan, opté por dividir en dos partes este tercer momento. En la
primera parte se compartiendo experiencias individuales y sentimientos"
en una atmósfera de mayor confianza y vulnerabilidad entre los
participantes. La "gratitud por el espacio" que se expresa al
inicio de algunas intervenciones subraya la importancia del círculo como un
contenedor seguro para la exploración interna. Esta gratitud es un indicador de
que los miembros valoran profundamente la oportunidad de compartir sus vivencias
sin juicio, lo que a su vez facilita la apertura emocional.
El "deseo de
'cosechar' después de un tiempo de 'siembra' personal" refleja una
conciencia de un proceso interno en curso. Algunos participantes perciben el
proceso de su propio esfuerzo dedicado al tiempo de la introspección y ahora
anhelan ver los frutos de ese trabajo. Este anhelo de manifestación y
crecimiento personal se entrelaza con una búsqueda de "estabilidad
material y emocional a través del círculo". Se reconoce implícitamente
que el apoyo y la comprensión del grupo pueden contribuir a una mayor solidez
tanto en el plano tangible como en el afectivo.
Las "reflexiones
sobre el cambio personal y del grupo" evidencian una dinámica
evolutiva. Los miembros son conscientes de cómo han cambiado
individualmente y cómo la propia naturaleza del círculo se ha transformado con
el tiempo. Este reconocimiento del flujo y la metamorfosis es fundamental en un
contexto espiritual, donde el crecimiento y la transformación son elementos
clave. La "dificultad para expresar con palabras" que algunos
experimentan resalta la complejidad de los procesos emocionales y la limitación
del lenguaje para capturarlos plenamente. Sin embargo, la "respeto por
los tiempos individuales de cada participante" crea un ambiente de
paciencia y aceptación, donde no se presiona a nadie a verbalizar lo que aún no
está listo para ser compartido.
El "reconocimiento
de la diversidad y las diferencias" dentro del grupo es otro aspecto
crucial. La conciencia de que cada varón llega al círculo con experiencias,
perspectivas y ritmos distintos enriquece el diálogo y desafía las nociones de
una masculinidad homogénea. La "paradoja de atravesar dificultades para
llegar y volver al círculo" sugiere que, a pesar de los obstáculos
externos o internos, existe una profunda necesidad y un valor intrínseco en la
participación. Este esfuerzo por estar presente resalta el significado que el
encuentro tiene para sus miembros.
La inclusión de las "reflexiones
de un nuevo participante sobre sentirse de 'dos mundos,' su sensibilidad a la
violencia, y la búsqueda de conexión en la diferencia" introduce una
perspectiva fresca y, a la vez, resuena con temas ya presentes. Uno de los
concurrentes articula una sensibilidad
emocional poco convencional para los mandatos tradicionales de la
masculinidad, particularmente en su aversión a la violencia hacia los animales
y su dificultad para identificarse plenamente con ciertos modelos de hombría.
Su sensación de pertenecer a "dos mundos" y su "búsqueda
de conexión en la diferencia" ejemplifican la lucha por reconciliar
identidades diversas y encontrar un sentido de pertenencia sin necesidad de
asimilarse a normas restrictivas. Esta apertura del compañero y la acogida que recibe
en el círculo, basándonos en la dinámica previa, fomentan aún más la
exploración de la emotividad y la búsqueda de una emancipación de las
limitaciones impuestas por el género.
En este tercer
momento, la conversación trasciende la mera descripción de eventos para
adentrarse en la experiencia sentida. La emotividad se manifiesta
en la gratitud, el deseo, la dificultad para expresar y la vulnerabilidad
compartida. Esta exploración emocional se vincula intrínsecamente con la emancipación,
ya que al permitirse sentir y expresar una gama más amplia de emociones, los
varones se liberan de la camisa de fuerza de la estoicidad y la represión
emocional tradicionalmente asociadas a la masculinidad. Además, la aceptación
de la diversidad y el respeto por los procesos individuales dentro del
círculo contribuyen a una emancipación de las presiones sociales que
buscan uniformar la experiencia masculina.
Durante este proceso
de apertura emocional, la dimensión espiritual se insinúa en la búsqueda
de trascendencia, en la conciencia del cambio personal y del grupo, y en la
profunda necesidad de conexión y pertenencia que impulsa a los participantes a
superar las dificultades para estar presentes. El círculo se convierte, así, en
un espacio donde la exploración de la emotividad y la búsqueda de la
emancipación se realizan en un contexto de apoyo mutuo y una búsqueda implícita
de un sentido más profundo de sí mismos y de su lugar en el mundo. Este
tercer momento sienta las bases para futuras reflexiones aún más profundas
sobre las estrategias concretas de deconstrucción de las masculinidades en este
particular contexto espiritual.
Desafíos
Internos en la Deconstrucción de Masculinidades: Emociones, Emancipación y
Espiritualidad en el Círculo de Varones
En la segunda parte de
este tercer momento del encuentro los varones presentes continúan explorando emociones
y desafíos internos". Esta etapa de la interacción profundiza en los nudos
internos que los participantes enfrentan en su camino hacia la emancipación
de las masculinidades tradicionales y su crecimiento espiritual. Los
sentimientos de soledad, la dicotomía entre mente y cuerpo, las presiones
familiares, la búsqueda de autenticidad y la compleja gestión de emociones como
el enojo y la culpa emergen como desafíos centrales.
Se revelan en este
momento una serie de profundos desafíos internos que los varones
enfrentamos en la búsqueda de emancipación y crecimiento espiritual. Los nudos
ligados a la soledad, la desconexión mente-cuerpo, las presiones familiares, la
inseguridad, la dificultad para vivir en el presente y la compleja gestión de
emociones como el enojo y la culpa son centrales en este proceso. El círculo de
varones se presenta como un espacio crucial para explorar estas dificultades,
ofrecer apoyo mutuo y fomentar la acción consciente hacia una vida más
auténtica, plena y espiritualmente conectada. La toma de conciencia
de estos nudos es el primer paso hacia su deconstrucción y hacia la
construcción de masculinidades más saludables y liberadoras.
Uno de los principales
nudos identificados es la paradoja entre el "sentimiento de soledad y
la necesidad de conexión". Varios participantes expresan una sensación
de aislamiento, incluso dentro de sus propios contextos familiares, lo que
subraya la desconexión emocional que a menudo se impone a los hombres. Esta
soledad contrasta directamente con la búsqueda de un espacio seguro y de
comprensión como el círculo, donde la conexión se convierte en un antídoto
contra el aislamiento. En el contexto de la emancipación, reconocer y
confrontar esta soledad es un paso crucial para buscar relaciones más
auténticas y significativas, liberándose de la autosuficiencia forzada.
Espiritualmente, esta necesidad de conexión puede interpretarse como un anhelo
de trascender la individualidad y encontrar un sentido de unidad con otros.
Otro nudo
significativo reside en la "lucha entre el análisis mental y el sentir
corporal". La tendencia masculina a racionalizar y analizar las
emociones, a menudo como un mecanismo de defensa para "no sentir", se
presenta como un obstáculo para la plena experiencia emocional. El camino hacia
la emancipación requiere una reconexión con el cuerpo y sus señales,
permitiendo que las emociones sean sentidas y procesadas en lugar de ser
meramente intelectualizadas. Espiritualmente, esta integración de la mente y el
cuerpo es esencial para una experiencia más plena y encarnada de la propia
verdad y conexión con lo trascendente.
Las dinámicas
familiares también representan un complejo de desafíos internos. El "reconocimiento
de la inadecuación y la tristeza en ciertos contextos familiares" y la
"sensación de una vida 'de mentirita' en comparación con otros"
revelan la presión de cumplir con expectativas familiares y sociales que pueden
no resonar con la identidad auténtica de cada individuo. Estas reflexiones
señalan la necesidad de emanciparse de los mandatos familiares y construir una
vida basada en los propios valores y sentimientos, un proceso que puede generar
dolor y resistencia interna. Espiritualmente, esto implica buscar la propia
verdad más allá de las imposiciones externas y encontrar la paz interior a
través de la autenticidad.
La "importancia
de la presencia y la respuesta creativa a las emociones" se presenta
como una posible vía para navegar estos desafíos internos. La capacidad de
estar plenamente presente en el momento y responder a las emociones de manera
auténtica, en lugar de reaccionar automática o defensivamente, es fundamental
para el crecimiento personal y la emancipación. Espiritualmente, la presencia
se considera una clave para conectar con lo divino y para vivir una vida más
consciente y plena.
La exploración de
emociones como la "ansiedad, el miedo y la búsqueda de
autenticidad" subraya la vulnerabilidad que emerge al cuestionar las
normas tradicionales de la masculinidad. El miedo a no encajar, a ser juzgado o
a perder privilegios puede generar ansiedad y dificultar la expresión auténtica
del ser. La emancipación implica confrontar estos miedos y abrazar la propia
autenticidad, incluso si esto significa ir en contra de las expectativas
sociales. Espiritualmente, esta búsqueda de autenticidad se alinea con el
descubrimiento del verdadero ser, despojado de las máscaras impuestas por el
ego y la sociedad.
El "sentimiento
de no ser suficiente y la validación encontrada en el grupo" pone de
manifiesto la internalización de las exigencias de la masculinidad hegemónica,
que a menudo fomenta la autocrítica y la inseguridad. El reconocimiento y la
aceptación dentro del círculo pueden ofrecer una validación externa que
contrasta con esta sensación de insuficiencia, facilitando un proceso de
autoaceptación y fortalecimiento de la autoestima, esenciales para la
emancipación. Espiritualmente, esta validación puede reflejar un reconocimiento
del valor intrínseco de cada ser humano.
La tensión entre "el
conflicto entre planes futuros y la experiencia del presente" refleja
una dificultad para vivir plenamente en el aquí y ahora, una característica que
puede estar ligada a la presión de "tener éxito" o "ser
productivo" según los estándares masculinos. La emancipación implica
aprender a valorar y disfrutar el presente, liberándose de la obsesión con el
futuro. Espiritualmente, el presente es el único momento real, y la capacidad
de habitarlo plenamente es central para la conexión espiritual.
Finalmente, la
confrontación con el "enojo, la culpa y la necesidad de establecer
límites" representa un nudo particularmente complejo. Los hombres a
menudo han sido socializados para reprimir o negar el enojo, o para expresarlo
de manera violenta. La culpa puede surgir al desafiar las normas o al intentar
establecer límites saludables. La emancipación requiere aprender a reconocer y
gestionar el enojo de manera constructiva, a liberarse de la culpa paralizante
y a establecer límites claros para proteger la propia integridad emocional. La
distinción crucial entre "agresión y violencia" es fundamental
en este proceso, reconociendo la agresión como una fuerza vital necesaria para
la autodefensa y la consecución de necesidades, mientras se rechaza la
violencia como destructiva. Espiritualmente, esto implica cultivar la
auto-compasión y la sabiduría en la gestión de las propias energías
emocionales. La "dificultad de soltar y la confusión de la culpa"
son obstáculos en este camino, requiriendo un proceso de reflexión y
posiblemente el apoyo de otros para poder avanzar hacia una mayor libertad
emocional y espiritual, tomando "responsabilidad personal y acción ante
las propias necesidades".
Desmitificando
la Agresión en el Camino hacia la Emancipación Espiritual y Política Masculina
El quinto momento
del encuentro se centra en la desmitificación de la agresión. En esta
etapa de la conversación, los participantes profundizan en la compleja relación
que los hombres tienen con la agresión, desentramando las nociones
preconcebidas y buscando una comprensión más matizada de esta energía en
conexión con sus emociones. La discusión se articula en torno a la necesidad de
encontrar un ámbito y conciencia para una agresividad no destructiva, el
agradecimiento por la reflexión sobre presión y límites, la crucial distinción
entre violencia y agresión como fuerza vital, la importancia de usar la
agresión conscientemente como impulso, y las reflexiones sobre el dolor a
menudo inevitable al tomar decisiones necesarias.
Uno de los principales
nudos internos identificados es la dificultad para concebir la
agresión fuera de un marco de violencia y destrucción. Los hombres han sido
tradicionalmente socializados para asociar la agresión con la confrontación
física, la dominación y, en última instancia, con resultados negativos. La
necesidad de encontrar un ámbito y conciencia para una agresividad no
destructiva emerge como un desafío crucial. Esto implica explorar cómo la
agresión puede manifestarse como una fuerza vital para moverse hacia
objetivos, una energía intrínseca necesaria para la autodefensa, la
consecución de metas y el establecimiento de límites saludables. Superar la
internalización de que toda agresión es inherentemente dañina requiere un
profundo ejercicio de autoconciencia y una redefinición personal de este
concepto.
El agradecimiento
por la discusión sobre presión y límites subraya otro nudo significativo:
la resistencia o el miedo a establecer límites firmes, a menudo por
temor a ser percibidos como agresivos o conflictivos. Esta dificultad puede
estar arraigada en la socialización masculina que prioriza la complacencia y la
supresión de las propias necesidades en favor de mantener la armonía externa.
Aprender a usar la agresión conscientemente como impulso es fundamental
para superar este miedo y desarrollar la capacidad de expresar las propias
necesidades y defender los propios límites de manera asertiva, sin caer en la
hostilidad o la pasividad.
La aclaración sobre
la diferencia entre violencia y agresión es un punto central en la
desmitificación. La agresión se presenta no como un sinónimo de violencia
destructiva, sino como una fuerza vital orgánica que impulsa la acción y
el movimiento hacia lo necesario. Esta distinción es vital para que los hombres
puedan reclamar su derecho a la asertividad y a la defensa propia sin
sentirse inherentemente violentos. El nudo interno aquí radica en desvincular
la agresión de la culpa y el miedo al daño, tanto hacia uno mismo como
hacia los demás. Reconocer la agresión como una energía neutra que puede ser
canalizada conscientemente abre la puerta a formas de interacción más
auténticas y empoderadas.
El devenir de las
interacciones en este quinto momento hizo presente las reflexiones sobre el
dolor inevitable al tomar decisiones necesarias; abordando la complejidad
de las relaciones y la potencial fricción que puede surgir al ejercer la propia
agresión de manera saludable, estableciendo límites o tomando decisiones que
priorizan las propias necesidades. El nudo interno reside en la dificultad
para aceptar que el autocuidado y la asertividad pueden generar incomodidad o
incluso dolor en otros. Sin embargo, reconocer que este dolor no
necesariamente invalida la necesidad de la acción es crucial para la
emancipación. Aprender a navegar estas situaciones con conciencia y
responsabilidad permite a los hombres actuar de manera congruente con sus
valores y necesidades, sin quedar paralizados por el miedo a las consecuencias
interpersonales.
La confrontación y
desmitificación de la agresión contribuyen significativamente a la emancipación
espiritual. Al liberarse de la creencia limitante de que la agresión es
siempre negativa, los hombres pueden acceder a una comprensión más completa de
su propia energía vital. Esto fomenta la autenticidad, permitiendo la
expresión genuina de las necesidades y emociones sin represión ni culpa. La aceptación
de la agresión como una fuerza natural facilita la auto-compasión y
reduce el autojuicio. Al aprender a canalizar esta energía conscientemente, los
hombres experimentan un mayor empoderamiento interno, sintiéndose
capaces de actuar en el mundo de manera congruente con su ser auténtico. Esta
integración de la agresión, gestionada con conciencia emocional, conduce a una mayor
armonía interna y a una conexión más profunda con su verdad espiritual.
En el ámbito de la emancipación
política, entendida como la liberación de las normas opresivas de la
masculinidad tradicional y las dinámicas de poder desiguales, la
desmitificación de la agresión tiene implicaciones profundas. Al desvincular
la agresión de la violencia y la dominación, se desafía un pilar
fundamental de la masculinidad hegemónica. Cuando los hombres aprenden a
expresar sus necesidades y establecer límites de manera asertiva y no violenta,
se promueven relaciones más equitativas tanto en el ámbito personal como
social. Esta nueva comprensión de la agresión fomenta la agencia masculina
de una manera que no se basa en la opresión de otros, contribuyendo a romper
estereotipos de género rígidos. Al reconocer su derecho a la asertividad
sin replicar patrones dañinos, los hombres pueden convertirse en agentes de
cambio que abogan por la justicia y la equidad desde una posición de fuerza
interior y conciencia emocional.
Este quinto momento de
la conversación del círculo de varones, centrado en desmitificar la agresión,
aborda nudos internos cruciales ligados a la concepción de esta energía
y su conexión con las emociones. Al redefinir la agresión como una fuerza
vital necesaria para la acción y el establecimiento de límites, al
distinguirla de la violencia destructiva y al fomentar su uso consciente, los
participantes sientan las bases para una emancipación tanto espiritual como
política. Este proceso de desconstrucción permite a los hombres vivir de
manera más auténtica, empoderada y en relaciones más equitativas, contribuyendo
a la construcción de masculinidades más saludables y liberadoras.
Gestionando
la Intensidad Emocional: Un Camino Entrelazado con la Agresión y la Energía
hacia la Emancipación Masculina
Continuando el
análisis del quinto momento en la conversación del encuentro de varones
dedicado a la deconstrucción de masculinidades en un contexto espiritual, me
focalizaré en la "Gestión de la Intensidad Emocional". Este
momento crucial de la interacción revela los principales nudos internos
ligados a los desafíos que enfrentan los hombres al confrontar la intensidad de
sus emociones en conexión con la energía de la agresión, y cómo la comprensión
y gestión de estos aspectos se entrelazan con su proceso de emancipación
espiritual y política.
La intensidad de
las emociones surgidas es el punto de partida de este segundo momento que clasifico
en el quinto tiempo, de acuerdo al análisis estructural de los ejes principales
durante la reunión. La discusión previa sobre agresión y límites evidentemente
ha movilizado una carga emocional significativa en los participantes, lo que se
manifiesta en diferentes reacciones a esta intensidad: mientras algunos
experimentan motivación, otros sienten la necesidad de una pausa
para procesar lo que está surgiendo. Este contraste inicial subraya un nudo
interno fundamental: la diversidad en las capacidades y estrategias
individuales para tolerar y procesar emociones intensas. La socialización
masculina a menudo desalienta la expresión emocional abierta, lo que puede
resultar en una falta de herramientas y experiencia para manejar la intensidad
cuando emerge.
La sugerencia de un
ejercicio energético junto al fuego -simbolizado en el espacio físico de la
reunión con una vela encendida sobre un manto incaico- introduce explícitamente
el concepto de energía en relación con las emociones. El fuego, como
símbolo de transformación y vitalidad, se presenta como un espacio para
canalizar y potencialmente transformar esta energía emocional movilizada. Este
gesto sugiere un reconocimiento implícito de que las emociones no son entidades
estáticas, sino formas de energía que pueden ser experimentadas y gestionadas
de manera activa. Sin embargo, un nudo interno aquí podría ser la resistencia
o el escepticismo hacia prácticas energéticas, especialmente en hombres
socializados en un paradigma más racional y menos intuitivo.
El énfasis en
técnicas de conexión a tierra (agua y tierra) para manejar la intensidad
ofrece estrategias concretas para la gestión emocional. La conexión con
elementos naturales como el agua y la tierra se presenta como una forma de enraizar
la presencia y gestionar la energía emocional desbordante. Esta idea
conecta directamente con la noción de que la intensidad emocional puede
sentirse abrumadora si no se encuentra una forma de anclaje y descarga. Un nudo
interno que podría surgir es la desconexión de muchos hombres con su
corporalidad y con la naturaleza, lo que dificulta la adopción y la
eficacia percibida de estas técnicas.
El simbolismo de
enraizar la presencia para gestionar la energía profundiza en la conexión
entre los tres conceptos clave: emoción, agresión (como energía vital) y
energía en un sentido más amplio. La presencia consciente en el cuerpo y en el
momento actual se presenta como el medio para enraizar esta energía,
permitiendo su observación y gestión en lugar de ser arrastrado por ella. Este
simbolismo implica que la capacidad de estar presente con la intensidad
emocional, sin juzgarla ni reprimirla, es fundamental para transformarla y
utilizarla de manera constructiva. El nudo interno aquí radica en la dificultad
para cultivar la presencia consciente, una habilidad que requiere práctica
y que puede verse obstaculizada por la tendencia a un patrón de pensamiento
repetitivo y circular, en el que la personas se enfocan persistentemente en sus
pensamientos negativos, preocupaciones o problemas; o la tendencia de suprimir
las emociones desagradables o difíciles.
La importancia de
la experiencia y la incomodidad para aprender a gestionar emociones destaca
que la gestión emocional no es un proceso teórico, sino un aprendizaje que se
da a través de la vivencia y la confrontación de situaciones emocionalmente
desafiantes. La incomodidad se reconoce como una parte inherente de este
proceso. Este punto es crucial para desafiar la expectativa de que la gestión
emocional debe ser fácil o instantánea. Un nudo interno significativo es
la evitación del malestar emocional, una estrategia común pero a menudo
contraproducente en el largo plazo. Aceptar la incomodidad como una oportunidad
de aprendizaje es esencial para desarrollar la resiliencia emocional.
La comprensión y
gestión de la intensidad emocional, en su conexión con la agresión y la
energía, contribuyen de manera significativa a la emancipación espiritual.
Al aprender a reconocer, tolerar y gestionar sus emociones intensas sin
recurrir a la represión o la explosión, los hombres pueden cultivar una mayor integridad
interna. La conexión a tierra y el enraizamiento de la presencia facilitan
una mayor conciencia de sí mismos y de sus procesos internos,
promoviendo la auto-compasión y la aceptación. Al experimentar la
incomodidad como parte del aprendizaje emocional, se desarrolla la resiliencia
espiritual, la capacidad de atravesar los desafíos internos con mayor
ecuanimidad. La gestión consciente de la energía emocional permite a los
hombres alinear sus acciones con sus valores más profundos, en lugar de
ser impulsados por reacciones emocionales automáticas, lo que conduce a una vida
espiritual más auténtica y plena.
En el ámbito de la emancipación
política, entendida como la liberación de las normas restrictivas de la
masculinidad y la promoción de relaciones de poder más equitativas, la gestión
de la intensidad emocional juega un papel crucial. Los hombres que aprenden a gestionar
sus emociones intensas de manera saludable son menos propensos a recurrir a
la violencia o la dominación como formas de lidiar con el malestar. La
capacidad de reconocer y expresar emociones como la frustración o el enojo
de manera asertiva y no agresiva contribuye a la construcción de relaciones
interpersonales más equitativas y respetuosas. Al comprender la naturaleza
energética de las emociones, los hombres pueden tomar una mayor responsabilidad
por su impacto en los demás. La disposición a experimentar la
incomodidad emocional y aprender de ella fomenta la empatía y la
comprensión de las perspectivas de otros, lo que es fundamental para desafiar
las estructuras de poder desiguales y abogar por la justicia social desde una
posición de inteligencia emocional y conciencia social. La
capacidad de enraizar la presencia permite a los hombres responder a
situaciones desafiantes con mayor claridad y reflexión, en lugar de reaccionar
impulsivamente, lo que contribuye a una participación política más
consciente y constructiva.
A partir de esta
desagregación del procesamiento de la agresión y la emotividad entre los varones
presentes, es posible aseverar que la gestión de la intensidad emocional,
intrínsecamente ligada a la comprensión y canalización de la energía de la
agresión y la energía vital en general, representa un desafío interno
fundamental en el proceso de deconstrucción de las masculinidades. Al reconocer
la intensidad emocional, explorar diversas estrategias de gestión, conectar con
la corporalidad y la naturaleza, y aceptar la incomodidad como parte del
aprendizaje, los hombres pueden transformar su relación con sus
emociones. Este proceso no solo enriquece su vida espiritual al
promover la autenticidad y la resiliencia, sino que también contribuye a su emancipación
política al fomentar relaciones más equitativas, la empatía y una
participación social más consciente y responsable. La integración de la
emoción, la agresión entendida como fuerza vital, y la conciencia de la energía
son pilares esenciales en la construcción de masculinidades más saludables y
liberadoras.
Deconstruyendo
masculinidades: Emancipación subjetiva y política en la búsqueda de nuevas
formas de ser hombres
El séptimo momento del
encuentro profundiza en las dinámicas de género, las relaciones interpersonales
y el manejo de la violencia y el enojo. Este espacio de diálogo no solo busca
la emancipación subjetiva de los participantes, sino que también plantea una
reflexión política sobre el lugar del hombre en la sociedad y su
responsabilidad en la transformación de las estructuras de poder. A través de
experiencias personales, reflexiones colectivas y la introducción de conceptos
espirituales, el grupo explora cómo las normas de género influyen en la
agresividad, la violencia y la dificultad para establecer límites, al tiempo
que se abre a la inclusión de perspectivas diversas, incluyendo las de géneros
no hegemónicos y no binarios.
Explorando las complejidades de las
relaciones con mujeres
Uno de los ejes
centrales de la conversación es la influencia del género en la agresividad y la
violencia. Los participantes reflexionan sobre cómo los mandatos tradicionales
de la masculinidad fomentan la represión emocional y, en consecuencia, la explosión
de la ira. Esta dinámica no solo afecta a los hombres, sino que también impacta
en sus relaciones con las mujeres, donde la dificultad para establecer límites
de manera asertiva se convierte en un tema recurrente.
Se comparten
experiencias personales con mujeres pasivo-agresivas, destacando la complejidad
de estas interacciones y la necesidad de encontrar formas "amorosas"
o firmes de establecer límites. Sin embargo, este proceso no está exento de
desafíos, ya que muchos participantes expresan sentimientos de culpa después de
poner límites. Aquí, se introduce el concepto de "asuntos de Dios, asuntos
de los demás y asuntos míos", una herramienta espiritual que ayuda a
gestionar la culpa y a reconocer que no todo está bajo su control.
La violencia y el enojo: De la
impotencia a la transformación
La violencia, tanto
física como verbal, emerge como un tema central en la conversación. Un
participante comparte una anécdota sobre un compañero de trabajo violento en su
hogar, destacando la importancia de la comprensión y la empatía para abordar
estas situaciones. Sin embargo, también se reconoce que la temática de la
agresividad y la violencia no siempre se aborda de manera directa en el
círculo, lo que refleja la complejidad y el dolor asociados con estos temas.
La impotencia de no
poder expresarse por el impacto en terceros es otro aspecto que surge en la
discusión. Un participante comparte una experiencia personal de enojo y
frustración ante un abuso familiar, resaltando la necesidad de respetar los
límites de la víctima y aceptar que no siempre se puede intervenir
directamente. Esta reflexión lleva al grupo a introducir los conceptos de
"rendición, aceptación y alianza" ante lo inevitable, una perspectiva
espiritual que invita a soltar el control y confiar en un proceso mayor.
La metáfora de la
muerte necesaria para la creación y un nuevo comienzo encapsula esta idea,
sugiriendo que la transformación personal y colectiva requiere dejar atrás
viejas estructuras y formas de ser. Este enfoque no solo se aplica a las
relaciones interpersonales, sino también a la relación de los hombres consigo
mismos y con las normas de género que los han condicionado.
La filosofía del círculo:
Autenticidad, escucha y apertura
A lo largo de la
conversación, se reafirma la filosofía del círculo: hablar de uno mismo,
practicar la escucha atenta y valorar la autenticidad. Esta metodología no solo
facilita la creación de un espacio seguro, sino que también permite a los
participantes conectar con sus emociones y experiencias más profundas.
Los nuevos integrantes
comparten sus primeras impresiones sobre la dinámica del grupo, destacando la
paciencia para escuchar y la abstracción hacia lo personal como elementos
clave. Esta apertura se ve reflejada en el compartir de experiencias recientes,
como la pérdida de un padre y el proceso de aceptación del dolor. Estas
historias no solo humanizan a los participantes, sino que también refuerzan la
idea de que la deconstrucción de las masculinidades es un camino colectivo y
emocionalmente intenso.
Inclusión y diversidad: Más allá del
binarismo de género
Aunque el foco
principal de la conversación está en las relaciones entre hombres y mujeres,
también se abren espacios para reflexionar sobre la inclusión de géneros no
hegemónicos. La mención de experiencias personales y la filosofía del círculo,
basada en la autenticidad y la escucha, crea un ambiente propicio para la
inclusión de perspectivas diversas, incluyendo las del colectivo LGBT. Este
enfoque no solo enriquece la discusión, sino que también desafía las normas
binarias y excluyentes de la masculinidad tradicional.
Hacia una emancipación subjetiva y
política
Este séptimo momento
de conversación representa un paso significativo en la búsqueda de emancipación
subjetiva y política por parte de los varones presentes. A través de la
reflexión sobre la violencia, el enojo y las relaciones de género, el grupo no
solo cuestiona los mandatos tradicionales de la masculinidad, sino que también
explora nuevas formas de ser y relacionarse basadas en la autenticidad, la
empatía y la espiritualidad.
La inclusión de
perspectivas diversas y la apertura a la complejidad de las emociones humanas
reflejan un compromiso con la transformación personal y colectiva. En este
proceso, los participantes no solo buscan sanar sus propias heridas, sino
también contribuir a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva,
donde las masculinidades puedan ser redefinidas desde el amor, el respeto y la
conexión.
Hacia
la incidencia colectiva: Planificación y proyección de un grupo de hombres en
deconstrucción
El último momento del
encuentro se centra en la planificación de actividades propositivas y la
organización del grupo para la incidencia comunitaria. Este cierre no solo
refleja el compromiso de los participantes con su transformación personal, sino
también su deseo de impactar positivamente en su entorno. A través de la
discusión de iniciativas de servicio, la planificación de futuros encuentros y
la reflexión sobre las relaciones de género, el grupo consolida su identidad y
proyecta su acción hacia el futuro.
Iniciativas de servicio y conexión
comunitaria: Mirar al otro a los ojos
Uno de los ejes
centrales de la conversación es la posibilidad de realizar actividades de
servicio en conjunto, como visitas a hogares de recuperación o geriátricos.
Esta propuesta surge de la necesidad de trascender el ámbito individual y
conectar con realidades sociales más amplias. Sin embargo, también se reconoce
una barrera personal: la sensación de no tener nada específico para ofrecer.
Esta reflexión, lejos de ser un obstáculo, se convierte en un punto de partida
para explorar cómo la presencia auténtica y la escucha atenta pueden ser
herramientas poderosas de transformación.
Los participantes
comparten experiencias previas en hogares de personas en situación de calle y
geriátricos, destacando la importancia de mirar al otro a los ojos y
sensibilizarse ante diferentes realidades. Estas vivencias no solo humanizan a
quienes participan, sino que también refuerzan la idea de que el servicio
comunitario es una vía para la deconstrucción de las masculinidades
hegemónicas, que suelen privilegiar la fortaleza y la independencia sobre la
vulnerabilidad y la conexión.
La mención de un
conocido con problemas de adicción y las limitaciones para ayudarlo añade un
matiz de realismo a la discusión, recordando que no todas las situaciones
pueden resolverse desde el ámbito individual. Sin embargo, se valora la
importancia de las conexiones que se crean entre los miembros fuera del círculo
formal, sugiriendo que el apoyo mutuo y la solidaridad son formas de servicio
en sí mismas.
Planificando futuros encuentros y
temáticas: Hacia un diálogo intergénero
La discusión sobre una
reciente entrevista de radio de Francisco, que abordó temas feministas, abre la
puerta a una exploración más profunda de las relaciones de género y las
expectativas contradictorias que surgen en estos contextos. Este intercambio subraya
la importancia de la autoconciencia en las relaciones y la necesidad de abordar
temas como "asuntos mujeres y vínculo con género" en futuros
encuentros.
Una de las propuestas
más destacadas es la realización de un encuentro mixto, posiblemente alrededor
del solsticio, que incluya tanto a hombres como a mujeres. Esta iniciativa no
solo busca ampliar el diálogo sobre las masculinidades, sino también generar un
espacio de confianza y aprendizaje mutuo. Sin embargo, se reconocen los
desafíos que implica este tipo de encuentros, como la posibilidad de que se
monopolice la conversación o se pierda el foco en las experiencias personales.
Para abordar estos
desafíos, se sugiere invitar a una sexóloga que guíe el encuentro y se acuerda
organizarlo como una actividad "extra círculo", manteniendo los
encuentros regulares como un espacio exclusivo para los hombres. Esta decisión
refleja un equilibrio entre la apertura a nuevas perspectivas y la preservación
de un espacio seguro para la reflexión interna.
Cierre del encuentro actual: Gratitud
y proyección
El cierre del
encuentro actual está marcado por la honestidad y la gratitud. Uno de los
compañeros comparte sus motivos de silencio en encuentros anteriores,
relacionados con problemas legales familiares, lo que añade un toque de
vulnerabilidad y autenticidad al momento. Esta apertura refuerza la filosofía
del círculo, basada en la escucha atenta y la expresión genuina.
Para resumir el
encuentro, los participantes eligen palabras clave como "apertura",
"servicio", "expansión", "compañía",
"curiosidad", "gratitud", "incomodidad" y
"visión". Estas palabras no solo capturan la esencia del diálogo,
sino que también reflejan los valores y aspiraciones del grupo.
El encuentro culmina
con agradecimientos y planes concretos para el próximo círculo regular, que se
enfocará en las relaciones con mujeres como preparación para el encuentro
mixto. Esta proyección hacia el futuro no solo cierra el círculo de manera
simbólica, sino que también abre nuevas puertas para la acción colectiva.
De la reflexión a la acción
Este último momento de
conversación representa un paso crucial en la evolución del grupo, marcando la
transición de la reflexión interna hacia la acción colectiva. A través de la
planificación de iniciativas de servicio, la organización de futuros encuentros
y la apertura al diálogo intergénero, los participantes demuestran un
compromiso profundo con la deconstrucción de las masculinidades y la
transformación social.
La combinación de
autoconciencia, espiritualidad y acción comunitaria refleja una visión integral
de la emancipación, que no se limita al ámbito personal, sino que busca incidir
en las estructuras sociales y culturales. En este proceso, el grupo no solo redefine
lo que significa ser hombre, sino que también contribuye a la construcción de
una sociedad más justa, inclusiva y amorosa.
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