jueves, 20 de febrero de 2025

Presencia creativa: creando una nueva manera de vivir la masculinidad

 Encuentro 01. Febrero

Willkanina: Itinerarios de Deconstrucción Masculina y Emancipación Integral anclados en la espiritualidad. Encuentro Willkanina I.

Memoria del primer encuentro. Es una síntesis de las ides centrales aportadas por los interlocutores, focalizando las ideas fuerza. Se construye una “descripción densa” de los momentos durante los encuentros en base a clasificar las dinámicas que se producen en torno a ejes que fluyen “como naturalmente” entre las interacciones de los presentes. La direccionalidad sutil del dinamizador va entrelazando cada momento hacia un tránsito organizado y objetivado pero sin embargo desestructurado en las direcciones a seguir. Solo en un sentido reverso, mirando de lo vivido a lo transcurrido y no en viceversa, se puede percibir la estructura y la direccionalidad “dentrítica” plasmada entre el dinamizador y la dinámica del grupo.

Imagen creación de Francisco Viñazca

Willkanina (fuego sagrado ú homenaje al sol) es un grupo de varones que problematizan las maneras de ser hombres en la sociedad y el tiempo histórico en el que viven.

El escritor se involucra activamente en la dinámica del encuentro, trabajando en su desarrollo personal y asumiendo como propios los objetivos del grupo. A través de este proceso, elabora una síntesis que no solo esclarece el avance de las dinámicas, sino que también aporta ideas y las enriquece al adaptarlas a otros contextos.

Recorrido (click sobre el texto para acceder directametne al apartado)

1.- Eje temporal delencuentro en base a ideas centrales de los diálogos – 2.- Encuentro de varones: Primeros pasos hacia ladeconstrucción de las masculinidades en un contexto espiritual – 3.- Deconstruyendo la Masculinidad en un Espacio deEncuentro: Un Segundo Momento de Conversación Espiritual – 4.- Profundizando la Emotividad y la EmancipaciónEspiritual en el Tercer Momento del Círculo de Varones – 5.- Desafíos Internos en la Deconstrucción de Masculinidades:Emociones, Emancipación y Espiritualidad en el Círculo de Varones – 6.- Desmitificando la Agresión en el Camino hacia laEmancipación Espiritual y Política Masculina – 7.- Gestionandola Intensidad Emocional: Un Camino Entrelazado con la Agresión y la Energíahacia la Emancipación Masculina – 8.- Deconstruyendomasculinidades: Emancipación subjetiva y política en la búsqueda de nuevasformas de ser hombres – 9.- Hacia laincidencia colectiva: Planificación y proyección de un grupo de hombres endeconstrucción

 

 

Eje temporal del encuentro en base a ideas centrales de los diálogos

Consideraciones Metodológicas Clave:

Inmediatamente después del encuentro, se realizó un registro de notas de voz, capturando las impresiones iniciales y las ideas emergentes. Esta práctica, arraigada en la tradición etnográfica, reconoce la importancia crítica de preservar las percepciones inmediatas, libres de las distorsiones que pueden surgir con el tiempo. La memoria emotiva y espacial, esencial para este tipo de registro, tiende a desvanecerse rápidamente en el devenir cotidiano.

Las notas de voz, inicialmente desordenadas, fueron transcritas y posteriormente organizadas en dimensiones y subdimensiones, revelando la estructura lógica subyacente de la conversación, guiada por la intervención del dinamizador. El texto final se elaboró mediante la triangulación de diversas fuentes: bibliografía especializada, notas de observación de otros escenarios relevantes (género y movimientos sociales), y el análisis de las estructuras de construcción del poder burocrático.

Esta metodología integral permitió una comprensión profunda y matizada del encuentro, combinando la inmediatez de la experiencia con la rigurosidad del análisis académico.

A continuación, presento la estructuración resultante que ha sido el punto de partida para la construcción de la descripción densa. Posteriormente un gráfico de síntesis.  

I. Llegada e Introducción (Parte 1 - Inicio)

  • Sub-eje: Nuevos Integrantes y Primeras Impresiones

o    Llegada de compañero 1 y compañero 2

o    Presentaciones y saludos iniciales

o    Comentarios sobre el tráfico y la llegada a La Caldera

o    Mención del Carnaval y el ambiente en la zona

o    Conversación sobre características de lugares donde se vive. (Río Vaqueros, La Calderilla)

II. Explorando La Caldera y su Contexto (Parte 1 - Continuación)

  • Sub-eje: Geografía, Lugares Emblemáticos e Historia Local
    • Descripción de la Costanera y su mejora
    • Mención de Sacha y su evolución
    • Referencia a una feria dominical y una iglesia con comunidad boliviana
    • Comentarios sobre la percepción de la comunidad local
    • Mención de un club de yoga
    • Anécdota sobre un cura famoso en la iglesia local
    • Referencia a un carrito y una comunidad en las cercanías sobre el cerro

III. Propósito y Dinámica del Encuentro (Parte 1 - Desarrollo Inicial)

  • Sub-eje: Naturaleza del "Círculo" y Experiencias Compartidas
    • Menciones implícitas de ser un encuentro regular ("generalmente estamos solos el centro")
    • Planes de juntar ropa para un hogar
    • Menciones de participantes habituales y sus diferentes niveles de participación
    • Historia del inicio del grupo y la evolución de su dinámica
    • Reflexiones sobre el significado del encuentro: espacio seguro, trascendencia, conexión, respuesta a inquietudes

IV. Profundizando en Temas Personales y Emocionales (Parte 1 - Núcleo)

  • Sub-eje 1: Compartiendo Experiencias Individuales y Sentimientos
    • Gratitud por el espacio
    • Deseo de "cosechar" después de un tiempo de "siembra" personal
    • Búsqueda de estabilidad emocional a través del círculo
    • Dificultad para expresar con palabras
    • Respeto por los tiempos individuales de cada participante
    • Reconocimiento de la diversidad y las diferencias
    • Reflexiones de nuevo participante  sobre sentirse de "dos mundos," su sensibilidad a la violencia, y la búsqueda de conexión en la diferencia
  • Sub-eje 2: Explorando Emociones y Desafíos Internos
    • Sentimientos de soledad y la necesidad de conexión
    • La lucha entre el análisis mental y el sentir corporal
    • Reconocimiento de la inadecuación y la tristeza en ciertos contextos familiares
    • La importancia de la presencia y la respuesta creativa a las emociones
    • Reflexiones sobre la dificultad de aceptar y la sensación de una vida "de mentirita" en comparación con otros
    • Exploración de la ansiedad, el miedo y la búsqueda de autenticidad
    • Sentimiento de no ser suficiente y la validación encontrada en el grupo
    • El conflicto entre planes futuros y la experiencia del presente
    • Confrontación con el enojo, la culpa y la necesidad de establecer límites
    • La importancia de la responsabilidad personal y la acción ante las propias necesidades
    • La necesidad de distinguir entre agresión y violencia
    • El miedo a la agresión necesaria para poner límites

Título Principal: Continuación y Cierre del Encuentro, Planificación Futura

V. Profundizando en la Agresión, Límites y Emociones (Parte 2 - Inicio)

  • Sub-eje 1: Desmitificando la Agresión
    • Necesidad de encontrar un ámbito y conciencia para una agresividad no destructiva
    • Discusión sobre presión y límites
    • Diferencia entre violencia y agresión como fuerza vital para moverse hacia objetivos
    • La importancia de usar la agresión conscientemente como impulso
    • Reflexiones sobre el dolor inevitable al tomar decisiones necesarias
  • Sub-eje 2: Gestión de la Intensidad Emocional
    • Reconocimiento de la intensidad de las emociones surgidas
    • Diferentes reacciones a la intensidad: motivación vs. necesidad de pausa
    • Sugerencia de un ejercicio energético junto al fuego
    • Simbolismo de enraizar la presencia para gestionar la energía

VI. Dinámicas de Género y Relaciones (Parte 2 - Desarrollo)

  • Sub-eje: Explorando las Complejidades de las Relaciones con Mujeres
    • Reflexiones sobre cómo el género puede influir en la agresividad y la violencia
    • Dificultad de establecer límites con el género opuesto
    • Experiencias personales con mujeres pasivo-agresivas
    • Compartiendo dificultades personales para poner límites sin sentir violencia (verbal)
    • Búsqueda de formas "amorosas" o firmes de establecer límites
    • Experiencias de culpa después de poner límites
    • Concepto de "asuntos de Dios, asuntos de los demás y asuntos míos" para gestionar la culpa al poner límites
    • Metáfora de la muerte necesaria para la creación y un nuevo comienzo
    • Reafirmación de la filosofía del círculo: hablar de uno mismo, escucha atenta, autenticidad

VII. Proyectos y Planificación Futura del Grupo (Parte 2 - Cierre)

  • Sub-eje 1: Iniciativas de Servicio y Conexión Comunitaria
    • Discusión sobre la posibilidad de realizar actividades de servicio en conjunto (hogar de recuperación, hogar de ancianos)
    • Reflexiones sobre la barrera personal de sentir que no se tiene nada específico para ofrecer
    • Valoración de las conexiones que se crean entre los miembros fuera del círculo formal
  • Sub-eje 2: Planificando Futuros Encuentros y Temáticas
    • Discusión sobre la radio entrevista del dinamizador y la perspectiva feminista
    • Exploración de la temática de las relaciones de género y las expectativas contradictorias
    • Propuesta de realizar un encuentro mixto (hombres y mujeres) posiblemente alrededor del solsticio
    • Sugerencia de invitar a una sexóloga para guiar el encuentro mixto
    • Discusión sobre la modalidad del encuentro mixto para evitar monopolización y mantener el foco en las experiencias personales
    • Acuerdo en organizar el encuentro mixto como una actividad "extra círculo"
  • Sub-eje 3: Cierre del Encuentro Actual
    • Compañeros comparte sus motivos de silencio en encuentros anteriores (problemas legales familiares)
    • Definición de una palabra clave para resumir el encuentro (apertura, servicio, expansión, compañía, curiosidad, gratitud, incomodidad, visión)
    • Agradecimiento final y despedida

 

Diagrama, Escala de tiempo

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

 

 


 

Encuentro de varones: Primeros pasos hacia la deconstrucción de las masculinidades en un contexto espiritual

Los cimientos de un diálogo transformador

Este primer momento de conversación, aparentemente informal y cotidiano, sienta las bases para un diálogo profundo y transformador. A través de la exploración de la geografía, la historia y las experiencias personales, los participantes comienzan a construir un sentido de comunidad y pertenencia. Estos elementos no solo facilitan la creación de un ambiente de confianza, sino que también introducen temas que resonarán a lo largo del encuentro: la transformación, la diversidad, la espiritualidad y la conexión con el entorno.

En este espacio inicial, la deconstrucción de las masculinidades comienza de manera sutil, a través de la escucha activa, el reconocimiento del otro y la valoración de lo colectivo. Estos pequeños pasos son esenciales para abrir el camino hacia un diálogo más profundo, donde los participantes podrán cuestionar los mandatos tradicionales de la masculinidad y explorar nuevas formas de ser y relacionarse en un contexto espiritual y comunitario.

Reconstruyo ese primer tiempo de conversación, donde la geografía, la historia local y las experiencias personales se entrelazan para dar paso a un encuentro auténtico y significativo.

 

 

Llegada e introducción: Rompiendo el hielo

El encuentro comienza con la llegada de dos compañeros, quienes son recibidos por un tercero y otros participantes. Los saludos iniciales, aunque breves, están cargados de calidez y curiosidad. Pronto, la conversación deriva hacia temas cotidianos, como el tráfico y las dificultades para llegar a La Caldera, un lugar que adquiere un significado especial para el grupo a partir de la concurrencia de un compañero que vive allí en la rivera del Wierna. Este intercambio, aparentemente superficial, cumple una función esencial: romper el hielo y crear un ambiente relajado donde los participantes puedan sentirse cómodos.

El Carnaval, que está en pleno apogeo, se menciona como parte del contexto inmediato, aportando un toque de color y festividad al ambiente. Este detalle no solo sitúa la conversación en un momento específico, sino que también introduce un elemento cultural que refleja la identidad del lugar.

A medida que los participantes se presentan, surge una discusión sobre dónde viven alguno de los compañeros y el que reside en La Caldera. Las referencias geográficas, como el río Vaqueros y La Calderilla, no solo sirven para ubicar físicamente a los participantes, sino que también abren la puerta a historias personales y recuerdos compartidos. Estos puntos de interés se convierten en símbolos de pertenencia y conexión, elementos clave para construir un sentido de comunidad.

Explorando La Caldera y su contexto: Geografía e historia como puentes emocionales

La conversación fluye naturalmente hacia una exploración más detallada de La Caldera y sus alrededores. La Costanera, recientemente mejorada, se describe con orgullo, destacando su transformación en un espacio de encuentro y disfrute. Este lugar emblemático no solo es un punto de referencia geográfico, sino también un símbolo de cambio y progreso, temas que resonarán más adelante en la discusión sobre la deconstrucción de las masculinidades.

El carrito de una amiga cerca del río y los lugares para acampar cerca del puente de La Caldera añaden un toque personal y práctico a la conversación. Estos detalles, aunque aparentemente triviales, reflejan la importancia de los espacios públicos y naturales como escenarios de conexión y reflexión.

El contraste con otra zona más adentro, donde se hace la chicha, introduce un elemento cultural y tradicional que enriquece la narrativa local. La historia del Filiipi, un lugar que parece tener un significado especial para una comunidad local, y la mención de Sacha, un restaurant que ha evolucionado con el tiempo, añaden capas de profundidad a la conversación. Estos lugares no solo son puntos geográficos, sino también testigos de la historia y la transformación de la comunidad.

La referencia a una feria dominical y una iglesia con una comunidad boliviana destaca la diversidad cultural; en un barrio de la capital de Salta; un aspecto que será relevante más adelante cuando se discuta la inclusión y la diversidad en el contexto de las masculinidades. La mención de un club de yoga y la anécdota sobre un cura famoso en la iglesia local añaden un toque espiritual y comunitario a la conversación, anticipando el enfoque espiritual que guiará el encuentro.

Finalmente, la referencia a un carrito y una comunidad "Prema" en las cercanías sobre el alto de un cerro local, introduce un elemento de espiritualidad alternativa, que podría servir como puente hacia las discusiones más profundas que tendrán lugar en el encuentro.

 

Deconstruyendo la Masculinidad en un Espacio de Encuentro: Un Segundo Momento de Conversación Espiritual

Un segundo momento de diálogo dentro de un círculo de varones ya establecido nos sitúa sobre el propósito y la dinámica del encuentro. Las menciones de encuentros regulares ("generalmente estamos solos el centro") y la presencia de participantes habituales sugieren una historia compartida y una dinámica de confianza en construcción. Este contexto de continuidad es fundamental para entender cómo este espacio se convierte en un terreno fértil para la deconstrucción de las masculinidades tradicionales dentro de un marco que implícitamente se torna espiritual.

La propia naturaleza del "Círculo" como se describe, con sus menciones implícitas de regularidad, sienta las bases para un proceso gradual de introspección y cambio. La mera existencia de un espacio donde varones se reúnen de forma continua, apartándose de los roles y expectativas convencionales del ámbito público o familiar, ya representa una subversión de la idea de una masculinidad monolítica y auto-suficiente. El hecho de que "generalmente estamos solos el centro" sugiere una intención de intimidad y reflexión apartada del escrutinio externo, un primer paso para despojarse de las máscaras impuestas por la sociedad.

La actividad concreta de juntar ropa para un hogar introduce un elemento de propósito compartido y servicio, valores que a menudo contrastan con la competitividad y el individualismo asociados a ciertas formas de masculinidad. Esta acción colectiva, aparentemente sencilla, fomenta la conexión entre los participantes a través de un objetivo altruista. Se desplaza el foco del yo individual hacia el bienestar de otros, lo que puede erosionar la noción de una masculinidad centrada únicamente en la propia fortaleza o éxito.

La mención de participantes habituales con diferentes niveles de participación es significativa. No se exige una asistencia o un compromiso uniforme, lo que refleja una aceptación de los procesos individuales y los tiempos personales. Esta flexibilidad contrasta con la presión que a menudo sienten los varones de cumplir con ciertos estándares de presencia o rendimiento en otros ámbitos de sus vidas. El círculo, en este sentido, parece ofrecer un respiro de esas exigencias, permitiendo una exploración de la propia identidad masculina a un ritmo personal.

La referencia a la historia del inicio del grupo y la evolución de su dinámica es crucial para comprender la profundidad de este "segundo momento". Un grupo que ha atravesado una historia, con sus propios desafíos y transformaciones, habrá generado un lenguaje común y una mayor confianza entre sus miembros. Esta trayectoria compartida facilita la vulnerabilidad y la honestidad, elementos esenciales para cuestionar y deconstruir las narrativas internalizadas de la masculinidad. La evolución implica un aprendizaje colectivo sobre cómo relacionarse entre varones de maneras alternativas, alejándose de la competencia o la mera camaradería superficial.

Finalmente, las reflexiones sobre el significado del encuentro apuntan directamente a un contexto que trasciende lo puramente social o recreativo. La búsqueda de un "espacio seguro" donde poder expresarse sin juicio es un primer paso fundamental para desmontar la armadura emocional que a menudo se exige a los varones. La mención de "trascendencia" sugiere una exploración de significados más profundos, ligados a una dimensión espiritual o existencial. La "conexión" enfatiza la importancia de la relación entre pares como un antídoto contra el aislamiento que pueden experimentar los varones. Y la idea de "respuesta a inquietudes" señala que el círculo se concibe como un lugar donde las dudas y los desafíos personales, incluyendo aquellos relacionados con la identidad masculina, pueden ser abordados y explorados en comunidad.

En este "segundo momento" de la conversación, el terreno ya está preparado. La regularidad, el propósito compartido, la aceptación de la diversidad de procesos, la historia del grupo y la búsqueda de significado espiritual convergen para crear un ambiente donde las estrategias de deconstrucción de la masculinidad operan de manera implícita. Al ofrecer un espacio seguro, fomentar la conexión y la vulnerabilidad, y promover la reflexión sobre inquietudes profundas, este círculo de varones se convierte en un laboratorio vivencial donde las rígidas estructuras de la masculinidad tradicional pueden ser cuestionadas, reinterpretadas y, en última instancia, trascendidas hacia formas de ser varón más auténticas y conectadas con una dimensión espiritual. El mero hecho de reunirse con estas intenciones ya constituye una poderosa estrategia de deconstrucción, abriendo la puerta a futuras conversaciones más explícitas sobre las trampas y las limitaciones de los mandatos de género.

 

Profundizando la Emotividad y la Emancipación Espiritual en el Tercer Momento del Círculo de Varones

Focalizo ahora el tercer momento de la conversación dentro del círculo de varones, un espacio previamente establecido para la reflexión y el encuentro, como se delineó en el análisis del segundo momento. En esta etapa, la dinámica se centra en una dimensión general de profundización en temas personales y emocionales, donde la emotividad y su conexión con la emancipación y la espiritualidad emergen como ejes centrales.

Con el propósito de dar cuenta de las complejas dinámicas internas subjetivas que en este momento se despliegan, opté por dividir en dos partes este tercer momento. En la primera parte se compartiendo experiencias individuales y sentimientos" en una atmósfera de mayor confianza y vulnerabilidad entre los participantes. La "gratitud por el espacio" que se expresa al inicio de algunas intervenciones subraya la importancia del círculo como un contenedor seguro para la exploración interna. Esta gratitud es un indicador de que los miembros valoran profundamente la oportunidad de compartir sus vivencias sin juicio, lo que a su vez facilita la apertura emocional.

El "deseo de 'cosechar' después de un tiempo de 'siembra' personal" refleja una conciencia de un proceso interno en curso. Algunos participantes perciben el proceso de su propio esfuerzo dedicado al tiempo de la introspección y ahora anhelan ver los frutos de ese trabajo. Este anhelo de manifestación y crecimiento personal se entrelaza con una búsqueda de "estabilidad material y emocional a través del círculo". Se reconoce implícitamente que el apoyo y la comprensión del grupo pueden contribuir a una mayor solidez tanto en el plano tangible como en el afectivo.

Las "reflexiones sobre el cambio personal y del grupo" evidencian una dinámica evolutiva. Los miembros son conscientes de cómo han cambiado individualmente y cómo la propia naturaleza del círculo se ha transformado con el tiempo. Este reconocimiento del flujo y la metamorfosis es fundamental en un contexto espiritual, donde el crecimiento y la transformación son elementos clave. La "dificultad para expresar con palabras" que algunos experimentan resalta la complejidad de los procesos emocionales y la limitación del lenguaje para capturarlos plenamente. Sin embargo, la "respeto por los tiempos individuales de cada participante" crea un ambiente de paciencia y aceptación, donde no se presiona a nadie a verbalizar lo que aún no está listo para ser compartido.

El "reconocimiento de la diversidad y las diferencias" dentro del grupo es otro aspecto crucial. La conciencia de que cada varón llega al círculo con experiencias, perspectivas y ritmos distintos enriquece el diálogo y desafía las nociones de una masculinidad homogénea. La "paradoja de atravesar dificultades para llegar y volver al círculo" sugiere que, a pesar de los obstáculos externos o internos, existe una profunda necesidad y un valor intrínseco en la participación. Este esfuerzo por estar presente resalta el significado que el encuentro tiene para sus miembros.

La inclusión de las "reflexiones de un nuevo participante sobre sentirse de 'dos mundos,' su sensibilidad a la violencia, y la búsqueda de conexión en la diferencia" introduce una perspectiva fresca y, a la vez, resuena con temas ya presentes. Uno de los concurrentes  articula una sensibilidad emocional poco convencional para los mandatos tradicionales de la masculinidad, particularmente en su aversión a la violencia hacia los animales y su dificultad para identificarse plenamente con ciertos modelos de hombría. Su sensación de pertenecer a "dos mundos" y su "búsqueda de conexión en la diferencia" ejemplifican la lucha por reconciliar identidades diversas y encontrar un sentido de pertenencia sin necesidad de asimilarse a normas restrictivas. Esta apertura del compañero y la acogida que recibe en el círculo, basándonos en la dinámica previa, fomentan aún más la exploración de la emotividad y la búsqueda de una emancipación de las limitaciones impuestas por el género.

En este tercer momento, la conversación trasciende la mera descripción de eventos para adentrarse en la experiencia sentida. La emotividad se manifiesta en la gratitud, el deseo, la dificultad para expresar y la vulnerabilidad compartida. Esta exploración emocional se vincula intrínsecamente con la emancipación, ya que al permitirse sentir y expresar una gama más amplia de emociones, los varones se liberan de la camisa de fuerza de la estoicidad y la represión emocional tradicionalmente asociadas a la masculinidad. Además, la aceptación de la diversidad y el respeto por los procesos individuales dentro del círculo contribuyen a una emancipación de las presiones sociales que buscan uniformar la experiencia masculina.

Durante este proceso de apertura emocional, la dimensión espiritual se insinúa en la búsqueda de trascendencia, en la conciencia del cambio personal y del grupo, y en la profunda necesidad de conexión y pertenencia que impulsa a los participantes a superar las dificultades para estar presentes. El círculo se convierte, así, en un espacio donde la exploración de la emotividad y la búsqueda de la emancipación se realizan en un contexto de apoyo mutuo y una búsqueda implícita de un sentido más profundo de sí mismos y de su lugar en el mundo. Este tercer momento sienta las bases para futuras reflexiones aún más profundas sobre las estrategias concretas de deconstrucción de las masculinidades en este particular contexto espiritual.

 

 

Desafíos Internos en la Deconstrucción de Masculinidades: Emociones, Emancipación y Espiritualidad en el Círculo de Varones

En la segunda parte de este tercer momento del encuentro los varones presentes continúan explorando emociones y desafíos internos". Esta etapa de la interacción profundiza en los nudos internos que los participantes enfrentan en su camino hacia la emancipación de las masculinidades tradicionales y su crecimiento espiritual. Los sentimientos de soledad, la dicotomía entre mente y cuerpo, las presiones familiares, la búsqueda de autenticidad y la compleja gestión de emociones como el enojo y la culpa emergen como desafíos centrales.

Se revelan en este momento una serie de profundos desafíos internos que los varones enfrentamos en la búsqueda de emancipación y crecimiento espiritual. Los nudos ligados a la soledad, la desconexión mente-cuerpo, las presiones familiares, la inseguridad, la dificultad para vivir en el presente y la compleja gestión de emociones como el enojo y la culpa son centrales en este proceso. El círculo de varones se presenta como un espacio crucial para explorar estas dificultades, ofrecer apoyo mutuo y fomentar la acción consciente hacia una vida más auténtica, plena y espiritualmente conectada. La toma de conciencia de estos nudos es el primer paso hacia su deconstrucción y hacia la construcción de masculinidades más saludables y liberadoras.

Uno de los principales nudos identificados es la paradoja entre el "sentimiento de soledad y la necesidad de conexión". Varios participantes expresan una sensación de aislamiento, incluso dentro de sus propios contextos familiares, lo que subraya la desconexión emocional que a menudo se impone a los hombres. Esta soledad contrasta directamente con la búsqueda de un espacio seguro y de comprensión como el círculo, donde la conexión se convierte en un antídoto contra el aislamiento. En el contexto de la emancipación, reconocer y confrontar esta soledad es un paso crucial para buscar relaciones más auténticas y significativas, liberándose de la autosuficiencia forzada. Espiritualmente, esta necesidad de conexión puede interpretarse como un anhelo de trascender la individualidad y encontrar un sentido de unidad con otros.

Otro nudo significativo reside en la "lucha entre el análisis mental y el sentir corporal". La tendencia masculina a racionalizar y analizar las emociones, a menudo como un mecanismo de defensa para "no sentir", se presenta como un obstáculo para la plena experiencia emocional. El camino hacia la emancipación requiere una reconexión con el cuerpo y sus señales, permitiendo que las emociones sean sentidas y procesadas en lugar de ser meramente intelectualizadas. Espiritualmente, esta integración de la mente y el cuerpo es esencial para una experiencia más plena y encarnada de la propia verdad y conexión con lo trascendente.

Las dinámicas familiares también representan un complejo de desafíos internos. El "reconocimiento de la inadecuación y la tristeza en ciertos contextos familiares" y la "sensación de una vida 'de mentirita' en comparación con otros" revelan la presión de cumplir con expectativas familiares y sociales que pueden no resonar con la identidad auténtica de cada individuo. Estas reflexiones señalan la necesidad de emanciparse de los mandatos familiares y construir una vida basada en los propios valores y sentimientos, un proceso que puede generar dolor y resistencia interna. Espiritualmente, esto implica buscar la propia verdad más allá de las imposiciones externas y encontrar la paz interior a través de la autenticidad.

La "importancia de la presencia y la respuesta creativa a las emociones" se presenta como una posible vía para navegar estos desafíos internos. La capacidad de estar plenamente presente en el momento y responder a las emociones de manera auténtica, en lugar de reaccionar automática o defensivamente, es fundamental para el crecimiento personal y la emancipación. Espiritualmente, la presencia se considera una clave para conectar con lo divino y para vivir una vida más consciente y plena.

La exploración de emociones como la "ansiedad, el miedo y la búsqueda de autenticidad" subraya la vulnerabilidad que emerge al cuestionar las normas tradicionales de la masculinidad. El miedo a no encajar, a ser juzgado o a perder privilegios puede generar ansiedad y dificultar la expresión auténtica del ser. La emancipación implica confrontar estos miedos y abrazar la propia autenticidad, incluso si esto significa ir en contra de las expectativas sociales. Espiritualmente, esta búsqueda de autenticidad se alinea con el descubrimiento del verdadero ser, despojado de las máscaras impuestas por el ego y la sociedad.

El "sentimiento de no ser suficiente y la validación encontrada en el grupo" pone de manifiesto la internalización de las exigencias de la masculinidad hegemónica, que a menudo fomenta la autocrítica y la inseguridad. El reconocimiento y la aceptación dentro del círculo pueden ofrecer una validación externa que contrasta con esta sensación de insuficiencia, facilitando un proceso de autoaceptación y fortalecimiento de la autoestima, esenciales para la emancipación. Espiritualmente, esta validación puede reflejar un reconocimiento del valor intrínseco de cada ser humano.

La tensión entre "el conflicto entre planes futuros y la experiencia del presente" refleja una dificultad para vivir plenamente en el aquí y ahora, una característica que puede estar ligada a la presión de "tener éxito" o "ser productivo" según los estándares masculinos. La emancipación implica aprender a valorar y disfrutar el presente, liberándose de la obsesión con el futuro. Espiritualmente, el presente es el único momento real, y la capacidad de habitarlo plenamente es central para la conexión espiritual.

Finalmente, la confrontación con el "enojo, la culpa y la necesidad de establecer límites" representa un nudo particularmente complejo. Los hombres a menudo han sido socializados para reprimir o negar el enojo, o para expresarlo de manera violenta. La culpa puede surgir al desafiar las normas o al intentar establecer límites saludables. La emancipación requiere aprender a reconocer y gestionar el enojo de manera constructiva, a liberarse de la culpa paralizante y a establecer límites claros para proteger la propia integridad emocional. La distinción crucial entre "agresión y violencia" es fundamental en este proceso, reconociendo la agresión como una fuerza vital necesaria para la autodefensa y la consecución de necesidades, mientras se rechaza la violencia como destructiva. Espiritualmente, esto implica cultivar la auto-compasión y la sabiduría en la gestión de las propias energías emocionales. La "dificultad de soltar y la confusión de la culpa" son obstáculos en este camino, requiriendo un proceso de reflexión y posiblemente el apoyo de otros para poder avanzar hacia una mayor libertad emocional y espiritual, tomando "responsabilidad personal y acción ante las propias necesidades".

 

Desmitificando la Agresión en el Camino hacia la Emancipación Espiritual y Política Masculina

El quinto momento del encuentro se centra en la desmitificación de la agresión. En esta etapa de la conversación, los participantes profundizan en la compleja relación que los hombres tienen con la agresión, desentramando las nociones preconcebidas y buscando una comprensión más matizada de esta energía en conexión con sus emociones. La discusión se articula en torno a la necesidad de encontrar un ámbito y conciencia para una agresividad no destructiva, el agradecimiento por la reflexión sobre presión y límites, la crucial distinción entre violencia y agresión como fuerza vital, la importancia de usar la agresión conscientemente como impulso, y las reflexiones sobre el dolor a menudo inevitable al tomar decisiones necesarias.

Uno de los principales nudos internos identificados es la dificultad para concebir la agresión fuera de un marco de violencia y destrucción. Los hombres han sido tradicionalmente socializados para asociar la agresión con la confrontación física, la dominación y, en última instancia, con resultados negativos. La necesidad de encontrar un ámbito y conciencia para una agresividad no destructiva emerge como un desafío crucial. Esto implica explorar cómo la agresión puede manifestarse como una fuerza vital para moverse hacia objetivos, una energía intrínseca necesaria para la autodefensa, la consecución de metas y el establecimiento de límites saludables. Superar la internalización de que toda agresión es inherentemente dañina requiere un profundo ejercicio de autoconciencia y una redefinición personal de este concepto.

El agradecimiento por la discusión sobre presión y límites subraya otro nudo significativo: la resistencia o el miedo a establecer límites firmes, a menudo por temor a ser percibidos como agresivos o conflictivos. Esta dificultad puede estar arraigada en la socialización masculina que prioriza la complacencia y la supresión de las propias necesidades en favor de mantener la armonía externa. Aprender a usar la agresión conscientemente como impulso es fundamental para superar este miedo y desarrollar la capacidad de expresar las propias necesidades y defender los propios límites de manera asertiva, sin caer en la hostilidad o la pasividad.

La aclaración sobre la diferencia entre violencia y agresión es un punto central en la desmitificación. La agresión se presenta no como un sinónimo de violencia destructiva, sino como una fuerza vital orgánica que impulsa la acción y el movimiento hacia lo necesario. Esta distinción es vital para que los hombres puedan reclamar su derecho a la asertividad y a la defensa propia sin sentirse inherentemente violentos. El nudo interno aquí radica en desvincular la agresión de la culpa y el miedo al daño, tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Reconocer la agresión como una energía neutra que puede ser canalizada conscientemente abre la puerta a formas de interacción más auténticas y empoderadas.

El devenir de las interacciones en este quinto momento hizo presente las reflexiones sobre el dolor inevitable al tomar decisiones necesarias; abordando la complejidad de las relaciones y la potencial fricción que puede surgir al ejercer la propia agresión de manera saludable, estableciendo límites o tomando decisiones que priorizan las propias necesidades. El nudo interno reside en la dificultad para aceptar que el autocuidado y la asertividad pueden generar incomodidad o incluso dolor en otros. Sin embargo, reconocer que este dolor no necesariamente invalida la necesidad de la acción es crucial para la emancipación. Aprender a navegar estas situaciones con conciencia y responsabilidad permite a los hombres actuar de manera congruente con sus valores y necesidades, sin quedar paralizados por el miedo a las consecuencias interpersonales.

La confrontación y desmitificación de la agresión contribuyen significativamente a la emancipación espiritual. Al liberarse de la creencia limitante de que la agresión es siempre negativa, los hombres pueden acceder a una comprensión más completa de su propia energía vital. Esto fomenta la autenticidad, permitiendo la expresión genuina de las necesidades y emociones sin represión ni culpa. La aceptación de la agresión como una fuerza natural facilita la auto-compasión y reduce el autojuicio. Al aprender a canalizar esta energía conscientemente, los hombres experimentan un mayor empoderamiento interno, sintiéndose capaces de actuar en el mundo de manera congruente con su ser auténtico. Esta integración de la agresión, gestionada con conciencia emocional, conduce a una mayor armonía interna y a una conexión más profunda con su verdad espiritual.

En el ámbito de la emancipación política, entendida como la liberación de las normas opresivas de la masculinidad tradicional y las dinámicas de poder desiguales, la desmitificación de la agresión tiene implicaciones profundas. Al desvincular la agresión de la violencia y la dominación, se desafía un pilar fundamental de la masculinidad hegemónica. Cuando los hombres aprenden a expresar sus necesidades y establecer límites de manera asertiva y no violenta, se promueven relaciones más equitativas tanto en el ámbito personal como social. Esta nueva comprensión de la agresión fomenta la agencia masculina de una manera que no se basa en la opresión de otros, contribuyendo a romper estereotipos de género rígidos. Al reconocer su derecho a la asertividad sin replicar patrones dañinos, los hombres pueden convertirse en agentes de cambio que abogan por la justicia y la equidad desde una posición de fuerza interior y conciencia emocional.

Este quinto momento de la conversación del círculo de varones, centrado en desmitificar la agresión, aborda nudos internos cruciales ligados a la concepción de esta energía y su conexión con las emociones. Al redefinir la agresión como una fuerza vital necesaria para la acción y el establecimiento de límites, al distinguirla de la violencia destructiva y al fomentar su uso consciente, los participantes sientan las bases para una emancipación tanto espiritual como política. Este proceso de desconstrucción permite a los hombres vivir de manera más auténtica, empoderada y en relaciones más equitativas, contribuyendo a la construcción de masculinidades más saludables y liberadoras.

 

Gestionando la Intensidad Emocional: Un Camino Entrelazado con la Agresión y la Energía hacia la Emancipación Masculina

Continuando el análisis del quinto momento en la conversación del encuentro de varones dedicado a la deconstrucción de masculinidades en un contexto espiritual, me focalizaré en la "Gestión de la Intensidad Emocional". Este momento crucial de la interacción revela los principales nudos internos ligados a los desafíos que enfrentan los hombres al confrontar la intensidad de sus emociones en conexión con la energía de la agresión, y cómo la comprensión y gestión de estos aspectos se entrelazan con su proceso de emancipación espiritual y política.

La intensidad de las emociones surgidas es el punto de partida de este segundo momento que clasifico en el quinto tiempo, de acuerdo al análisis estructural de los ejes principales durante la reunión. La discusión previa sobre agresión y límites evidentemente ha movilizado una carga emocional significativa en los participantes, lo que se manifiesta en diferentes reacciones a esta intensidad: mientras algunos experimentan motivación, otros sienten la necesidad de una pausa para procesar lo que está surgiendo. Este contraste inicial subraya un nudo interno fundamental: la diversidad en las capacidades y estrategias individuales para tolerar y procesar emociones intensas. La socialización masculina a menudo desalienta la expresión emocional abierta, lo que puede resultar en una falta de herramientas y experiencia para manejar la intensidad cuando emerge.

La sugerencia de un ejercicio energético junto al fuego -simbolizado en el espacio físico de la reunión con una vela encendida sobre un manto incaico- introduce explícitamente el concepto de energía en relación con las emociones. El fuego, como símbolo de transformación y vitalidad, se presenta como un espacio para canalizar y potencialmente transformar esta energía emocional movilizada. Este gesto sugiere un reconocimiento implícito de que las emociones no son entidades estáticas, sino formas de energía que pueden ser experimentadas y gestionadas de manera activa. Sin embargo, un nudo interno aquí podría ser la resistencia o el escepticismo hacia prácticas energéticas, especialmente en hombres socializados en un paradigma más racional y menos intuitivo.

El énfasis en técnicas de conexión a tierra (agua y tierra) para manejar la intensidad ofrece estrategias concretas para la gestión emocional. La conexión con elementos naturales como el agua y la tierra se presenta como una forma de enraizar la presencia y gestionar la energía emocional desbordante. Esta idea conecta directamente con la noción de que la intensidad emocional puede sentirse abrumadora si no se encuentra una forma de anclaje y descarga. Un nudo interno que podría surgir es la desconexión de muchos hombres con su corporalidad y con la naturaleza, lo que dificulta la adopción y la eficacia percibida de estas técnicas.

El simbolismo de enraizar la presencia para gestionar la energía profundiza en la conexión entre los tres conceptos clave: emoción, agresión (como energía vital) y energía en un sentido más amplio. La presencia consciente en el cuerpo y en el momento actual se presenta como el medio para enraizar esta energía, permitiendo su observación y gestión en lugar de ser arrastrado por ella. Este simbolismo implica que la capacidad de estar presente con la intensidad emocional, sin juzgarla ni reprimirla, es fundamental para transformarla y utilizarla de manera constructiva. El nudo interno aquí radica en la dificultad para cultivar la presencia consciente, una habilidad que requiere práctica y que puede verse obstaculizada por la tendencia a un patrón de pensamiento repetitivo y circular, en el que la personas se enfocan persistentemente en sus pensamientos negativos, preocupaciones o problemas; o la tendencia de suprimir las emociones desagradables o difíciles.

La importancia de la experiencia y la incomodidad para aprender a gestionar emociones destaca que la gestión emocional no es un proceso teórico, sino un aprendizaje que se da a través de la vivencia y la confrontación de situaciones emocionalmente desafiantes. La incomodidad se reconoce como una parte inherente de este proceso. Este punto es crucial para desafiar la expectativa de que la gestión emocional debe ser fácil o instantánea. Un nudo interno significativo es la evitación del malestar emocional, una estrategia común pero a menudo contraproducente en el largo plazo. Aceptar la incomodidad como una oportunidad de aprendizaje es esencial para desarrollar la resiliencia emocional.

La comprensión y gestión de la intensidad emocional, en su conexión con la agresión y la energía, contribuyen de manera significativa a la emancipación espiritual. Al aprender a reconocer, tolerar y gestionar sus emociones intensas sin recurrir a la represión o la explosión, los hombres pueden cultivar una mayor integridad interna. La conexión a tierra y el enraizamiento de la presencia facilitan una mayor conciencia de sí mismos y de sus procesos internos, promoviendo la auto-compasión y la aceptación. Al experimentar la incomodidad como parte del aprendizaje emocional, se desarrolla la resiliencia espiritual, la capacidad de atravesar los desafíos internos con mayor ecuanimidad. La gestión consciente de la energía emocional permite a los hombres alinear sus acciones con sus valores más profundos, en lugar de ser impulsados por reacciones emocionales automáticas, lo que conduce a una vida espiritual más auténtica y plena.

En el ámbito de la emancipación política, entendida como la liberación de las normas restrictivas de la masculinidad y la promoción de relaciones de poder más equitativas, la gestión de la intensidad emocional juega un papel crucial. Los hombres que aprenden a gestionar sus emociones intensas de manera saludable son menos propensos a recurrir a la violencia o la dominación como formas de lidiar con el malestar. La capacidad de reconocer y expresar emociones como la frustración o el enojo de manera asertiva y no agresiva contribuye a la construcción de relaciones interpersonales más equitativas y respetuosas. Al comprender la naturaleza energética de las emociones, los hombres pueden tomar una mayor responsabilidad por su impacto en los demás. La disposición a experimentar la incomodidad emocional y aprender de ella fomenta la empatía y la comprensión de las perspectivas de otros, lo que es fundamental para desafiar las estructuras de poder desiguales y abogar por la justicia social desde una posición de inteligencia emocional y conciencia social. La capacidad de enraizar la presencia permite a los hombres responder a situaciones desafiantes con mayor claridad y reflexión, en lugar de reaccionar impulsivamente, lo que contribuye a una participación política más consciente y constructiva.

A partir de esta desagregación del procesamiento de la agresión y la emotividad entre los varones presentes, es posible aseverar que la gestión de la intensidad emocional, intrínsecamente ligada a la comprensión y canalización de la energía de la agresión y la energía vital en general, representa un desafío interno fundamental en el proceso de deconstrucción de las masculinidades. Al reconocer la intensidad emocional, explorar diversas estrategias de gestión, conectar con la corporalidad y la naturaleza, y aceptar la incomodidad como parte del aprendizaje, los hombres pueden transformar su relación con sus emociones. Este proceso no solo enriquece su vida espiritual al promover la autenticidad y la resiliencia, sino que también contribuye a su emancipación política al fomentar relaciones más equitativas, la empatía y una participación social más consciente y responsable. La integración de la emoción, la agresión entendida como fuerza vital, y la conciencia de la energía son pilares esenciales en la construcción de masculinidades más saludables y liberadoras.

 

Deconstruyendo masculinidades: Emancipación subjetiva y política en la búsqueda de nuevas formas de ser hombres

El séptimo momento del encuentro profundiza en las dinámicas de género, las relaciones interpersonales y el manejo de la violencia y el enojo. Este espacio de diálogo no solo busca la emancipación subjetiva de los participantes, sino que también plantea una reflexión política sobre el lugar del hombre en la sociedad y su responsabilidad en la transformación de las estructuras de poder. A través de experiencias personales, reflexiones colectivas y la introducción de conceptos espirituales, el grupo explora cómo las normas de género influyen en la agresividad, la violencia y la dificultad para establecer límites, al tiempo que se abre a la inclusión de perspectivas diversas, incluyendo las de géneros no hegemónicos y no binarios.

Explorando las complejidades de las relaciones con mujeres

Uno de los ejes centrales de la conversación es la influencia del género en la agresividad y la violencia. Los participantes reflexionan sobre cómo los mandatos tradicionales de la masculinidad fomentan la represión emocional y, en consecuencia, la explosión de la ira. Esta dinámica no solo afecta a los hombres, sino que también impacta en sus relaciones con las mujeres, donde la dificultad para establecer límites de manera asertiva se convierte en un tema recurrente.

Se comparten experiencias personales con mujeres pasivo-agresivas, destacando la complejidad de estas interacciones y la necesidad de encontrar formas "amorosas" o firmes de establecer límites. Sin embargo, este proceso no está exento de desafíos, ya que muchos participantes expresan sentimientos de culpa después de poner límites. Aquí, se introduce el concepto de "asuntos de Dios, asuntos de los demás y asuntos míos", una herramienta espiritual que ayuda a gestionar la culpa y a reconocer que no todo está bajo su control.

La violencia y el enojo: De la impotencia a la transformación

La violencia, tanto física como verbal, emerge como un tema central en la conversación. Un participante comparte una anécdota sobre un compañero de trabajo violento en su hogar, destacando la importancia de la comprensión y la empatía para abordar estas situaciones. Sin embargo, también se reconoce que la temática de la agresividad y la violencia no siempre se aborda de manera directa en el círculo, lo que refleja la complejidad y el dolor asociados con estos temas.

La impotencia de no poder expresarse por el impacto en terceros es otro aspecto que surge en la discusión. Un participante comparte una experiencia personal de enojo y frustración ante un abuso familiar, resaltando la necesidad de respetar los límites de la víctima y aceptar que no siempre se puede intervenir directamente. Esta reflexión lleva al grupo a introducir los conceptos de "rendición, aceptación y alianza" ante lo inevitable, una perspectiva espiritual que invita a soltar el control y confiar en un proceso mayor.

La metáfora de la muerte necesaria para la creación y un nuevo comienzo encapsula esta idea, sugiriendo que la transformación personal y colectiva requiere dejar atrás viejas estructuras y formas de ser. Este enfoque no solo se aplica a las relaciones interpersonales, sino también a la relación de los hombres consigo mismos y con las normas de género que los han condicionado.

La filosofía del círculo: Autenticidad, escucha y apertura

A lo largo de la conversación, se reafirma la filosofía del círculo: hablar de uno mismo, practicar la escucha atenta y valorar la autenticidad. Esta metodología no solo facilita la creación de un espacio seguro, sino que también permite a los participantes conectar con sus emociones y experiencias más profundas.

Los nuevos integrantes comparten sus primeras impresiones sobre la dinámica del grupo, destacando la paciencia para escuchar y la abstracción hacia lo personal como elementos clave. Esta apertura se ve reflejada en el compartir de experiencias recientes, como la pérdida de un padre y el proceso de aceptación del dolor. Estas historias no solo humanizan a los participantes, sino que también refuerzan la idea de que la deconstrucción de las masculinidades es un camino colectivo y emocionalmente intenso.

Inclusión y diversidad: Más allá del binarismo de género

Aunque el foco principal de la conversación está en las relaciones entre hombres y mujeres, también se abren espacios para reflexionar sobre la inclusión de géneros no hegemónicos. La mención de experiencias personales y la filosofía del círculo, basada en la autenticidad y la escucha, crea un ambiente propicio para la inclusión de perspectivas diversas, incluyendo las del colectivo LGBT. Este enfoque no solo enriquece la discusión, sino que también desafía las normas binarias y excluyentes de la masculinidad tradicional.

Hacia una emancipación subjetiva y política

Este séptimo momento de conversación representa un paso significativo en la búsqueda de emancipación subjetiva y política por parte de los varones presentes. A través de la reflexión sobre la violencia, el enojo y las relaciones de género, el grupo no solo cuestiona los mandatos tradicionales de la masculinidad, sino que también explora nuevas formas de ser y relacionarse basadas en la autenticidad, la empatía y la espiritualidad.

La inclusión de perspectivas diversas y la apertura a la complejidad de las emociones humanas reflejan un compromiso con la transformación personal y colectiva. En este proceso, los participantes no solo buscan sanar sus propias heridas, sino también contribuir a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva, donde las masculinidades puedan ser redefinidas desde el amor, el respeto y la conexión.

 

Hacia la incidencia colectiva: Planificación y proyección de un grupo de hombres en deconstrucción

El último momento del encuentro se centra en la planificación de actividades propositivas y la organización del grupo para la incidencia comunitaria. Este cierre no solo refleja el compromiso de los participantes con su transformación personal, sino también su deseo de impactar positivamente en su entorno. A través de la discusión de iniciativas de servicio, la planificación de futuros encuentros y la reflexión sobre las relaciones de género, el grupo consolida su identidad y proyecta su acción hacia el futuro.

Iniciativas de servicio y conexión comunitaria: Mirar al otro a los ojos

Uno de los ejes centrales de la conversación es la posibilidad de realizar actividades de servicio en conjunto, como visitas a hogares de recuperación o geriátricos. Esta propuesta surge de la necesidad de trascender el ámbito individual y conectar con realidades sociales más amplias. Sin embargo, también se reconoce una barrera personal: la sensación de no tener nada específico para ofrecer. Esta reflexión, lejos de ser un obstáculo, se convierte en un punto de partida para explorar cómo la presencia auténtica y la escucha atenta pueden ser herramientas poderosas de transformación.

Los participantes comparten experiencias previas en hogares de personas en situación de calle y geriátricos, destacando la importancia de mirar al otro a los ojos y sensibilizarse ante diferentes realidades. Estas vivencias no solo humanizan a quienes participan, sino que también refuerzan la idea de que el servicio comunitario es una vía para la deconstrucción de las masculinidades hegemónicas, que suelen privilegiar la fortaleza y la independencia sobre la vulnerabilidad y la conexión.

La mención de un conocido con problemas de adicción y las limitaciones para ayudarlo añade un matiz de realismo a la discusión, recordando que no todas las situaciones pueden resolverse desde el ámbito individual. Sin embargo, se valora la importancia de las conexiones que se crean entre los miembros fuera del círculo formal, sugiriendo que el apoyo mutuo y la solidaridad son formas de servicio en sí mismas.

Planificando futuros encuentros y temáticas: Hacia un diálogo intergénero

La discusión sobre una reciente entrevista de radio de Francisco, que abordó temas feministas, abre la puerta a una exploración más profunda de las relaciones de género y las expectativas contradictorias que surgen en estos contextos. Este intercambio subraya la importancia de la autoconciencia en las relaciones y la necesidad de abordar temas como "asuntos mujeres y vínculo con género" en futuros encuentros.

Una de las propuestas más destacadas es la realización de un encuentro mixto, posiblemente alrededor del solsticio, que incluya tanto a hombres como a mujeres. Esta iniciativa no solo busca ampliar el diálogo sobre las masculinidades, sino también generar un espacio de confianza y aprendizaje mutuo. Sin embargo, se reconocen los desafíos que implica este tipo de encuentros, como la posibilidad de que se monopolice la conversación o se pierda el foco en las experiencias personales.

Para abordar estos desafíos, se sugiere invitar a una sexóloga que guíe el encuentro y se acuerda organizarlo como una actividad "extra círculo", manteniendo los encuentros regulares como un espacio exclusivo para los hombres. Esta decisión refleja un equilibrio entre la apertura a nuevas perspectivas y la preservación de un espacio seguro para la reflexión interna.

Cierre del encuentro actual: Gratitud y proyección

El cierre del encuentro actual está marcado por la honestidad y la gratitud. Uno de los compañeros comparte sus motivos de silencio en encuentros anteriores, relacionados con problemas legales familiares, lo que añade un toque de vulnerabilidad y autenticidad al momento. Esta apertura refuerza la filosofía del círculo, basada en la escucha atenta y la expresión genuina.

Para resumir el encuentro, los participantes eligen palabras clave como "apertura", "servicio", "expansión", "compañía", "curiosidad", "gratitud", "incomodidad" y "visión". Estas palabras no solo capturan la esencia del diálogo, sino que también reflejan los valores y aspiraciones del grupo.

El encuentro culmina con agradecimientos y planes concretos para el próximo círculo regular, que se enfocará en las relaciones con mujeres como preparación para el encuentro mixto. Esta proyección hacia el futuro no solo cierra el círculo de manera simbólica, sino que también abre nuevas puertas para la acción colectiva.

De la reflexión a la acción

Este último momento de conversación representa un paso crucial en la evolución del grupo, marcando la transición de la reflexión interna hacia la acción colectiva. A través de la planificación de iniciativas de servicio, la organización de futuros encuentros y la apertura al diálogo intergénero, los participantes demuestran un compromiso profundo con la deconstrucción de las masculinidades y la transformación social.

La combinación de autoconciencia, espiritualidad y acción comunitaria refleja una visión integral de la emancipación, que no se limita al ámbito personal, sino que busca incidir en las estructuras sociales y culturales. En este proceso, el grupo no solo redefine lo que significa ser hombre, sino que también contribuye a la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y amorosa.



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